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Ceuta Avanza

La inacción es otra pandemia de nuestra sociedad actual.

Es un hecho constatable que los árboles de nuestra ciudad están sufriendo acciones que poco o nada tienen que ver con las podas de formación y mantenimiento que deben tener periódicamente para su buena conservación, con ello: se está eliminando biodiversidad y hábitats para pequeñas aves que juegan un papel importante en el frágil ecosistema que estamos viviendo…

Se están dañando sumideros de CO2 que luchan de forma directa contra la crisis climática --de hecho un árbol grande puede absorber hasta 150 kg de CO2 al año--; crisis climática que la Ciudad Autónoma incluye en sus competencias correspondientes; se están eliminando excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas. Absorben gases contaminantes como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono y óxidos de sulfuro. También filtran partículas finas como polvo, suciedad o humo del aire atrapándolos sobre las hojas y la corteza.

Se está favoreciendo el aumento de temperatura en la ciudad ya que los árboles proporcionan la tan deseada sombra -de hecho ubicados estratégicamente los árboles en las ciudades puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados Celsius, reduciendo así el efecto de “isla de calor” urbano;

Se está evitando que nuestros ciudadanos respiren un aire más limpio, teniendo en cuenta la situación sanitaria que seguimos padeciendo, siendo conscientes de que vivir cerca de los espacios verdes urbanos y tener acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental, por ejemplo disminuyendo la tensión arterial alta y el estrés. Esto, a su vez, contribuye al bienestar de las comunidades urbanas.

Se está evitando que los árboles maduros regulen el flujo del agua y desempeñen un papel clave en la prevención de inundaciones y en la reducción de riesgos de desastres naturales. Un perennifolio o árbol maduro de hoja verde permanente, por ejemplo, puede interceptar más de 15 000 litros de agua al año; de hecho, hemos sido testigos como árboles que habían convivido con nosotros durante años fueron tumbados por el desequilibrio climático en los Jardines de la Argentina provocando daños materiales.

Ahora somos testigos de un incendio --supuestamente provocado-- en el umbral del verano. Un verano que acaba de comenzar y ello indica que será un verano seco y peligroso, peligroso por las altas temperaturas que cada vez son más frecuentes debido a la crisis climática, peligroso por las escasas lluvias que son necesarias para la vida, peligroso - y espero equivocarme - para la calidad del aire que sus ciudadanos respiran.

Tomando las palabras de Joaquín Araujo: "Hay que pintar de verde las ciudades, tiene que haber muchos menos coches y más transporte público y limpio”

Y es que no estamos cuidando nuestro entorno, entorno que se está deteriorando por la inacción, porque la inacción es incluso peor que las acciones erróneas y la falta de decisiones.