- Ceuta, una ciudad próspera, rica en plantas y flores allá donde aparece una rotonda.

Precioso y agradable resulta dar un paseo por la zona céntrica, con sus palmeras muy bien cuidadas y sus grandes maceteros rebosantes de verdor. Sé que para muchos resultará difícil escudriñar la verdad de entre tan frondoso bosque de mentiras, repleto de “mala hierba”. Modestamente con unas cuantas letras y en honor a la verdad, intentaré desenmascarar toda esta falsa que perturba nuestro entendimiento.

Sr. Vivas, no pretenda hacernos ver verde, en una ciudad donde reina un marrón otoñal y decrépito, característico de otra época ya pasada. Mucho me temo que nos hemos quedado estancados en una era de evolución continua medio-ambiental, una era en la que ciudades modelo luchan cada día por estar a la cabeza en una carrera hacia el futuro, y la realidad es que no podemos alardear de estar entre ellas.

El mundo está en constante cambio Sr. Vivas, y saber adaptarse a un mundo “cambiante” es síntoma de sabiduría y supervivencia. Vivimos en un mundo en el que estamos teniendo constantemente problemas que nosotros mismos hemos generado a lo largo de la historia, problemas de los que algunos se desentienden, mientras otros los sufrimos en silencio, impotentes por no tener los medios y las posibilidades que otras personas como usted si tienen.

Podría enumerar muchísimos casos, casos en los que no dudaría en aceptar el “mea culpa” por haber sido en ocasiones colaborador directo, tales como el cambio climático, el efecto invernadero, la contaminación, etc. Pero, ¿sabe usted que es más grave que haber colaborado en el camino hacia el fracaso medio-ambiental?, yo se lo diré Sr. Juan, es haber estado en los dos filos de la navaja, o lo que es lo mismo, ser conocedor del problema, saber que tiene usted y su gobierno la posibilidad de inclinar la balanza hacia el camino correcto, y hacer caso omiso de ello.

Es una pena, con lo pequeñita que es Ceuta, y la cantidad de culturas y cosas interesantes que hay aquí, que estemos situados en la cola de la evolución medio-ambiental. Podríamos poner ejemplos emblemáticos como Japón o China, los cuales fueron pioneros a la hora de reducir la contaminación cambiando su filosofía de vida, cambiando coches y motos por bicicletas.

Pero la verdad Sr. Juan es que no tenemos que viajar tan lejos para ver estos sabios e inteligentes métodos de adaptación a la realidad. Podríamos centrarnos en una ciudad pequeña, hermana de nuestra amada Ceuta, una ciudad en la que los gobernantes, supieron rectificar a tiempo. La ciudad de la que hablo es Melilla, una ciudad con tantísimas cosas en común con nosotros, pero mucho más inteligentes y avanzados, desde la cabeza hacia los pies.

Esta ciudad, ha sabido encontrar un hueco a la hora de construir carriles bici, esta ciudad, ha sabido ganarse la atención y el respeto de la gente colaborando con cada ciudadano que decidía comprarse una bicicleta. En fin, ellos si supieron interpretar las suplicas que desde hace tanto tiempo nos llegan por mar, aire y tierra.

¿Recordáis lo lejos que parecía estar la solución cuando os hablaba de China o de Japón?, ¿qué podéis decir ahora, sabiendo que una ciudad con las mismas dimensiones, culturas, costumbres… que Ceuta, ha sido capaz de infundir la sabiduría fraguada entre unos pocos, a toda una ciudad? Es una pena que no podamos compartir en esta ocasión los elogios que merecen nuestros compañeros melillenses, pero la vida y la naturaleza al fin y al cabo son así, sólo sobrevive el más fuerte, y en esta “carrera de lobos” hacia el futuro, se está demostrando Sr. Juan, que usted no brillará ni por su sabiduría, ni por su fuerza.

Por favor, deje ya los maceteros y rotondas que son ya “viejos conocidos”. Tenga algo de iniciativa renovadora, algo nuevo que podamos valorar positivamente y algo que nos haga sentirnos vivos de cara al futuro incierto que se nos avecina.