Si pensábamos que sólo teníamos que luchar contra el Partido Popular para tener igualdad, estábamos en un error. Ahora al Gobierno de Rajoy le ha salido un competi-dor para seguir inculcando el horror de la imposición del patriarcado, del machismo, de la intolerancia y la homofobia a la pluralidad, diversidad y libertad de quienes quieren seguir ejerciendo el control de la moral y de una ideología conservadora que están encontrado la vía de la permisividad y la protección.

Albert Rivera, Presidente de Ciudadanos, ha entrado en la política para seguir inmorta-lizando políticas nada feministas que esconden desigualdad no sólo cuando hace pro-puestas desafortunadas contra los derechos de las mujeres, como legalizar la prostitu-ción, estar en contra de las cuotas, ausentarse en la Marcha Estatal contra el terroris-mo machista, aproximarse más al concepto de violencia doméstica que al del género, votar en contra de una moción contra la Violencia de Género porque aparecía la pala-bra patriarcal, sino también cuando se propone hacer una campaña específica en igualdad.

Hemos visto que recientemente han anunciado una serie de medidas que, aunque algunas son positivas y asumidas por otros partidos como el PSOE, han despertado el sentimiento de defensa hacia lo que pude venir si seguimos confiando en el disfraz de Ciudadanos y no en su esqueleto. El “somos madres, mantenemos nuestra casa lim-pia y pura” del Partido Popular ha sido desplazado por “las mujeres no piden permiso, piden paso”.

¿De verdad alguien con sentido común puede permitir que se difunda este lema? ¿De verdad que por ser mujeres tenemos que pedir paso para avanzar en igualdad de con-diciones que los hombres? Yo no necesito pedir paso, el camino es mío y lo pienso andar, junto el resto de mujeres, con pasos firmes y contundentes, aunque me impidan darlo.

Ya me resonó su propia marca, ciudadanos no es sólo un nombre masculino que ex-cluye a las mujeres, es un partido con un ideario machista, la derecha siempre es así. En este contexto no es de extrañar que Ciudadanos llevara hasta hace poco en sus listas para la Asamblea de Madrid al señor Alfredo Perdiguero, subinspector de la Poli-cía Nacional, que cercioró que muchas mujeres ponen denuncias falsas, bajo la reco-mendación de abogadas progresistas porque buscan subvención. Algo que ya dijo otro de los fichajes figura y últimas de este partido, Toni Cantó.

Pero detrás del telón hay más, la moción del PSOE presentada contra el alcalde de Granada no progresó por los concejales de Ciudadanos que dijeron que la expresión de “ las mujeres cuanto más denudas, más elegantes” fue sin mala intención.

Ciudadanos, el partido que está en contra de la paridad con sólo 11 mujeres como número uno, que dice que el aborto no es un derecho y que acaba de anunciar que quiere modificar la Ley Integral contra la Violencia de Género, es otro partido que ha nacido para seguir haciendo perjuicio a las mujeres.

A veces me gusta recordar todo lo que el Partido Socialista ha conseguido los años que ha estado en el Gobierno: Ley de Identidad de Género, Ley de Promoción de y Autonomía Personal, Matrimonio Igualitario, Ley de Reproducción Asistida, Ley para la Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres, Ley Integral contra la Violencia de Género, Ley Sexual y Reproductiva e IVE, Ley de Titularidad Compartida, Reconocimiento Le-gal de las Empleadas de Hogar y un sin fin de medidas pensadas en mejorar las con-diciones de vida de las personas, sobre todo la de las mujeres.

Y sí, no sólo a nivel interno hemos hecho posible grandes avances en igualdad que han hecho que nos situemos como el único partido que cumple la paridad, sino que llevamos un programa completo y diverso pensado no sólo en devolver los derechos arrebatados por la derecha más rancia, sino que hemos incluido nuevas propuestas valientes, renovadas y de izquierdas que me dedicaré a enumerar en una segunda reflexión sobre cómo influyen nuestros votos en la felicidad y en las oportunidades de las personas más vulnerables. Tenemos un programa honesto y fiel a los valores so-cialistas porque como decía Concepción Arenal “La sociedad no puede en justicia prohi-bir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano.”