Pero yo lo tengo claro, prefiero que me culpen por haberme equivocado o por no haber sabido romper el bloqueo, antes que por acorralar o pasar. Creo que no hace falta explicar cual ha sido el papel de cada uno, porque la gente no es tonta y tampoco merece la pena perder el tiempo en volver a repetir lo que llevan diciendo todos estos meses.
Dicho esto, sólo espero que la apatía no acabe apagando la motivación del cambio. Todavía hay esperanza de ver a un Gobierno progresista que haga políticas de izquierdas. Un Gobierno que defienda las pensiones, la educación, la sanidad, la dependencia, la igualdad, la diversidad, que acabe con los aforamientos, con la corrupción, que implante la transparencia, la dignidad, la cordura. Un Gobierno con y para las personas.
Todavía estamos a tiempo de no perder la ilusión.
Estos días el Congreso ha servido para ver las políticas de unos y de otros, y yo lo tengo claro. Por eso, voy a luchar con todas mis fuerzas para que mi partido gane las elecciones. Voy a salir como el primer día, aunque existan personas que te van dando palos por el camino, aunque existan las decepciones, aunque el cansancio se apodere al no entender el afán de poder, que no es lo mismo que la ambición por reivindicar y luchar por la justicia social, a pesar de todo eso, voy a vivir esta nueva campaña como la primera que hice, porque sólo hay una motivación, hacer que la gente viva mejor.
Por eso saldré, y haré que tú salgas conmigo.
Eso sí, sin gastar dinero. Sin privilegios. ¿Serán los partidos capaces de hacerlo? Será otra prueba más para saber si definitivamente son dignos de representar a una mayoría, porque recuerda, tus principios no tienen precio.