Lejos quedan aquellos tiempos en los que el hotel Tryp era el centro de reunión de aquellos políticos que utilizaban todas sus instalaciones para sus correrías de todo tipo; aquellas correrías que le costaron a su director de aquella época tantos disgustos, pues de todos es sabido como se las gastaba don Jesús Cayetano Fortes Ramos con el que osara llevarle la contraria. Menos mal que el boletín con el decreto 1375/1999 del 26 de agosto acabó con Fortes y dio inicio al declive del tirano de su compinche Luis Vicente Moro.

Eso sirvió para que una nueva savia entrara en la añeja sede de los populares en Real 90. Parece ser que en esta última etapa con algún que otro super fichaje como es el de don Francisco Sánchez Paris comienza a oler a viejos tiempos que se creían por todos olvidados, superados y lejanos. Sánchez Paris, político que mamó de la misma teta que Juan Guerra (PSOE) durante mucho tiempo hasta que lo descubrieron, aunque tarde, ya tenía para el día que cayó el telón que cubría sus fechorías un impresionante patrimonio en Andalucía, tuvo que salir por piernas de su cueva jienense. Salió corriendo y nadando llegó a Ceuta.

Don Francisco había empezado a hacer sus pinitos en Ceuta con algunas contrataciones de poca monta ya durante sus últimos tiempos al sol socialista que por aquel entonces seguía siendo el que más le calentaba. Aprovechó su huída y vendió su magnífica experiencia adquirida en el PSOE para terminar recalando en las filas del PP ceutí, en dónde se creían olvidadas tantas cosas que para don Francisco son rutina cotidiana como el comer todos los días buenas viandas y en buena compañía, siempre mejor, poderosa compañía.

Y ya le tenemos afincando en Ceuta para que empiecen a resucitar las viejas costumbres que acabaron con el Partido Popular de Fortes. Es una pena que después de la limpia que se hizo en el Partido Popular para acabar con las comisiones, las comilonas, el enchufismo, el no dar explicaciones, estas costumbres se pongan de nuevo de moda de la mano del brillante pícaro, don Francisco Sánchez Paris; y de nuevo en el hotel de los líos.

Como decía Plutarco: “No necesito amigos que cambien cuando yo cambio y asientan cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor”.