- “Cuando las gaviotas vuelan bajo, amarra el barco”, sentenciaba este dicho marinero y todos aquellos que vivian del mar sabían perfectamente a que atenerse.

Expresiones de otro tiempo en el que la vida quizá era menos compleja de lo que hoy conocemos, discurría de manera mas lenta y cada uno sabia que podía esperar del vecino y al revés, años en los que pagábamos nuestras deudas religiosamente, intentando no pedirle nada a nadie y cuando uno quería algo hacia cuentas para saber en cuantos plazos lo podía pagar y si estas no salian, pues no se compraba y punto.

Algunos pensarán que a que viene esto ahora, pues muy sencillo, hoy día y a diferencia de aquellos tiempos en el que casi todos sabíamos cuales eran nuestras obligaciones e intentábamos dar cuenta de ellas, una parte nada desdeñable de la población se ha mal acostumbrado a que sean los organismos públicos los que, si vienen mal dadas, le resuelvan la papeleta, en forma de ayudas o aportaciones económicas que en muchos de los casos van a parar a personas o grupos específicos que a priori ni las necesitan ni son merecedores de ellas. Eso sin contar con que ciertos elementos políticos de la ciudad se han abonado directamente a hacer del recurso a la ayuda social una especie de banderín de enganche para su causa, consiguiendo con ello tener contento a más de uno.

Y mientras la demanda en este sentido aumenta, la inversión del Estado desciende, convirtiéndose Ceuta –según se desprende de lo estipulado para tal fin en los Presupuesto Generales del Estado- en unos de lugares del país donde la inyección económica estatal se posiciona prácticamente en el último lugar. Realidad que a todas luces difiere de lo que, tras las continuas idas y venidas de nuestros gobernantes a Madrid, dicen nuestros políticos locales en sus regresos triunfales de la capital, donde al parecer todo son parabienes y cantidades ingentes de dinero para la ciudad. Es evidente y después de lo visto y comprobado que aquí alguien miente abiertamente y dados los antecedentes todos nos podemos imaginar quien es.

Esta claro que esta ecuación basada en el mas por menos, pronto se convertirá en algo totalmente insostenible para una ciudad que ve como su economía languidece a pasos agigantados y en la que nuestros jóvenes no encuentran salidas laborales viables para la consecución de un futuro estable y productivo.

Desde luego que es una situación compleja para nada comparable a la narrada al inicio de este escrito, pero la realidad a la que nos enfrentamos en Ceuta es totalmente aplastante, insistimos que las formulas para mejorar están ahí algunas de ellas las hemos puesto nosotros sobre la mesa, otras comunidades autónomas de este país, ya están potenciando formulas alternativas para la proyección laboral, opciones agrícolas, ecológicas, industriales o mendiambientales, son algunos campos que se estan potenciando.

Pero aquí al parecer eso es imposible, como digo, en esta ciudad es mucho mas cómodo seguir enganchados al recurso fácil de la ayuda o subvención y si para ello y como hacen algunos, hay que pedir un servicio de traducción para aquellos que desconozcan el idioma del país que precisamente le otorga la ayuda, pues va y se pide como si eso fuera lo mas normal del mundo.