El Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) no entiende las alegrías de algunos partidos que se congratulan del Decreto Ley “de medidas urgentes de protección de consumidores en materia de cláusulas suelo” publicado en el BOE el pasado 21 de enero.

Solo hay que observar con la alegría que las entidades financieras han recibido la normativa. El Banco de Sabadell señalaba en un comunicado que no le afectaba pues “las cláusulas suelo del Banco de Sabadell no han sido declaradas nulas”. Pero no ha sido la única entidad en mostrar el regocijo que le ha provocado un Decreto que no obliga absolutamente a nada a los bancos y así lo ha expresado la Asociaciones de Consumidores.

Para el MDyC el supuesto “decreto” consensuado entre el Gobierno del Partido Popular, el Psoe y Ciudadanos no defiende a los consumidores que han visto sus derechos vulnerados por las entidades financieras, como ha tenido que reconocer el Tribunal de Justicia Europeo, no los tribunales españoles; el decreto se pliega a los intereses de la banca, que de exigírsele la obligatoriedad de valorar el exceso de cada cliente, ha pasado a ser voluntario.

El MDyC no puede mas que expresar su disconformidad con un Decreto que no obliga a los bancos a nada; es la Banca la que decide qué clientes son los afectados, cuándo valora el importe y la cantidad que debe abonar. El banco es juez y parte de la decisión, bien podría haberse exigido la intervención de mediadores para evitar posibles engaños.

Para el MDyC que no exista una sanción para las entidades que no se adhieran al sistema extrajudicial pone de relieve la fuerza de la banca que ha impuesto sus criterios, como tampoco se les va a sancionar por el posible mayor fraude a los consumidores que se ha producido.

Desde el MDyC no podemos mas que mostrar nuestro desacuerdo por un Decreto que defiende a los bancos y deja a los consumidores a los pies de los caballos de los bufetes de las entidades de ahorro. Poco se defienden los intereses de la ciudadanía con ese decreto, tan sólo se ha cedido a la presión de los bancos.