Antonio González de la Rubia, Podemos Ceuta

En democracia las diferencias políticas se resuelven mediante el debate y el enfrentamiento de ideas y proyectos haciendo uso cada cual de su Libertad de Expresión y su Libertad de pensamiento. Por desgracia hay quienes no contentos con eso optan por la calumnia y difamación del rival e incluso, lo más indigno de todo, algunos llegan a optar por violentar a sus rivales con el único fin de atemorizarlos.

Existen muchas formas de ejercer la violencia, entre ellas no sólo se encuentran agredir o asesinar, no, también están los intentos de intimidación y el jalear a tus simpatizantes para que realicen esos actos. Discernir de donde parte el germen de los actos cometidos de forma anónima aprovechando que nadie les ve, no es una tarea fácil, pero sí evidencian una clara intención de atemorizar al rival para que no haga uso de sus derechos constitucionales y es ahí en donde debemos de centrar nuestra atención.

Cuando se realizan pintadas en sedes de partidos políticos, se tiran huevos a los mismos o se rompen cristaleras, carteles o símbolos de los mismos, precisamente en esos lugares, se está ejerciendo coacción, se está ejerciendo violencia, se está violentando a los miembros de esos partidos con el único fin de atemorizarlos y, finalmente, silenciarlos. No son simples actos vandálicos, no, son actos de violencia política, actos ejercidos con un fin político: atemorizar a los militantes y simpatizantes de ése partido.

"Cuando es un partido, o colectivo, que tiene en su ADN el cuestionamiento de las relaciones de poder, la justicia social, la solidaridad entre los pueblos y la fraternidad entre los seres humanos, cuando se cuestiona el status quo, entonces el tratamiento es distinto, totalmente distinto, se puede calumniar, difamar, violentar, lo que se desee, porque nadie dirá nada al respecto"

Que semejantes acciones merezcan el silencio del resto de partidos o el estruendoso silencio de los medios de comunicación, quizá una mera mención de pasada por su parte, sin entrar en valoraciones o entrevistar a sus líderes y/o militantes, no deja en muy buen lugar a quienes deben de velar por la salud de nuestra democracia. Aquellos que tienen como una de sus principales misiones velar por esa salud, partidos políticos y medios de comunicación, en cierto modo le están dando pábulo y legitimando ese tipo de actuaciones tan antidemocráticas y violentas, dando un silencio o un ninguneo por respuesta.

Lo más curioso de todo es que cuando los objetivos de estas violencias son partidos que no cuestionan el status quo y por tanto no representan una amenaza a quienes ostentan el poder real, no el poder político que no lo es aunque lo parezca, todos los partidos y todos los medios de comunicación actúan como enormes cajas de resonancia tratando lo acontecido en infinidad de tertulias, de todos los formatos y colores, hasta llegar a hacer de ello un asunto de Estado. Muy curioso... o no tanto si tenemos en cuenta a quienes sirven en verdad. Cuando es un partido, o colectivo, que tiene en su ADN el cuestionamiento de las relaciones de poder, la justicia social, la solidaridad entre los pueblos y la fraternidad entre los seres humanos, cuando se cuestiona el status quo, entonces el tratamiento es distinto, totalmente distinto, se puede calumniar, difamar, violentar, lo que se desee, porque nadie dirá nada al respecto. Es más, dirán "ellos hacen lo mismo", "que se fastidien" y toda una ristra de lindezas parecidas.

¿Por qué genera tanto odio irracional y connivencia con la violencia, difamación y calumnia continuada la existencia de Unidas Podemos? ¿Queremos destruir la democracia? ¿Planteamos cosas que atentan contra los Derechos Humanos?

Esas preguntas las dejamos en el aire, que el lector, si quiere, saque sus propias conclusiones. Nosotros seguiremos en la lucha por un mundo mejor para todos contra viento y marea y nadie nos atemorizará, nadie nos silenciará y nadie nos hará desaparecer por arte de magia por mucho que mientan, difamen, calumnien y agredan.