- En base al Plan Internacional de Acción de Madrid sobre el envejecimiento en 2002, y tras posteriores resoluciones en torno a la actualización y aplicación de este plan, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 66/127 de 19 de Diciembre de 2011, conciencia a los estados miembros del creciente maltrato o abuso cometido sobre los ancianos y les insta a prestar más atención y adoptar medidas para solucionar lo que su Secretario General califica de grave problema social y de salud pública.

El Colegio Oficial de la Psicología de Ceuta (COPCE) se suma a esta iniciativa y suscribe la tesis que sostiene que este problema permanece oculto en muchos países del mundo, donde los derechos individuales se hallan seriamente coartados, o semi ocultos en los países más democráticos y desarrollados de nuestro entorno, pues aún en ellos se considera un asunto perteneciente al ámbito privado y por tanto poco susceptible de ser abordado políticamente; por lo que habitualmente pasa desapercibido.

Según la ONU, el maltrato a los ancianos se define como «un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza». Se incluye el maltrato físico, psíquico, emocional o sexual, el abuso de confianza en cuestiones económicas y el daño producido como resultado de la negligencia de aquellos que se encargan del cuidado y protección del anciano, sea ésta intencional o no.

Hemos asistido en los últimos años a muchos casos de este tipo de maltrato, gracias a los medios de comunicación, cometidos sobre todo en centros geriátricos y residencias. Sin embargo, aquellos que se producen en el seno familiar o entre personas cercanas, pasan inadvertidos y no pueden ser por consiguiente detectados y solucionados. Hay que señalar que en 2025 la población mundial de ancianos se habrá duplicado con respecto a 1995, lo que supondrá mil doscientos millones de personas mayores de 60 años.

Así mismo, la ONU estima que entre un 4% y 6% de ellos sufrirá algún tipo de abuso en los países democráticos desarrollados (donde se han realizado estudios), por lo cual, muy probablemente, esta cifra aumentará si contamos con los países subdesarrollados o no democráticos, de los cuales carecemos de datos. Es por ello que, dadas estas alarmantes cifras, el asunto se torna un grave problema socio-sanitario de primer nivel, que afectará sobre todo a las mujeres, pues viven más que los hombres, y cada vez más.

Por todo ello, el COPCE se suma al llamamiento constante de los psicólogos hacia nuestras administraciones sanitarias, para que éstas implanten servicios psicológicos en Atención Primaria con objeto de tratar psicológicamente a los mayores afectados, así como de prevenir su aparición gracias a la detección precoz en las consultas médicas, previa formación psicológica básica para los profesionales sanitarios. Con ello, estamos convencidos de la mejora en la calidad de vida de nuestros mayores y de toda la sociedad. No olvidemos que todos seremos los ancianos de mañana.