- Desde el año 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), y a lo cual se sumó el pasado sábado el Colegio Oficial de la Psicología de Ceuta (COPCE), se proclama el 10 de Septiembre como día mundial de la prevención del suicidio para concienciar a la sociedad de la gravedad de un problema socio-sanitario que afecta a millones de personas en todo el mundo y que puede prevenirse si trabajamos a tiempo con quienes presentan ideaciones suicidas o se hallan en situación de alto riesgo.

Y es que el suicidio es un problema complejo en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.

Cada año mueren en el mundo casi un millón de personas por esta causa, lo que supone una tasa de mortalidad de 16/100.000 habitantes, o lo que es lo mismo, cada 40 segundos se produce una muerte por suicidio en el planeta (si contamos las tentativas fallidas, el número de casos se multiplica entonces por 20). Además, en el último medio siglo, los casos se han incrementado nada menos que un 60% y han pasado de ser propios de varones de cierta edad, para extenderse también a mujeres y a la población juvenil (es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 10 a 24 años y la tercera entre 15 a 44). Si hablamos de España, en 2014 se quitaron la vida 3.910 personas (8,42/100.000 habitantes), casi duplicando las víctimas por accidente de tráfico, y ha ido batiendo récords históricos desde 2008, coincidiendo con la secundarización y vulnerabilización social de amplios sectores de la población en los peores años de la gran crisis económica.

A pesar de ello, el suicidio sigue siendo un tema tabú, vivido también en silencio, del cual los medios de comunicación no parecen hacerse igual eco, ni las administraciones muestran igual celo para reducir las alarmantes cifras de muertos y afectados, pues aún hoy en día, a diferencia de países como Noruega, Suecia, Dinamarca o Reino Unido, carecemos en España de proyectos preventivos, a excepción de Cataluña, donde comienza a crearse un plan embrión (el Código Riesgo Suicidio).

Desde el COPCE queremos aprovechar el lema de este año: CONECTAR, COMUNICAR y CUIDAR. CONECTAR para instar a las autoridades a tomar cartas en el asunto, articulando la figura del psicólogo en atención primaria y creando equipos multidisciplinares de atención especializada como medidas preventivas para aquellas personas que se hallan en situaciones de riesgo. COMUNICAR para instar a los medios de comunicación a convertir el mutismo reinante sobre este grave problema en noticia de portada (como hacen con los accidentes de tráfico), pues sólo así sensibilizaremos a la sociedad, y se hará comprender por ende a los responsables políticos, de la necesariedad de su abordaje y búsqueda de soluciones. CUIDAR como sociedad a quienes por diversas razones de peso decidieron fallidamente acabar con su vida y requieren atención psicológica posterior, así como a los familiares de quienes lamentablemente lo lograron.

Si conectamos a las personas con los servicios psicológicos, si comunicamos a la sociedad la cruda realidad del problema y cuidamos adecuadamente a los afectados, es posible que podamos reducir significativamente la incidencia y la tasas de mortalidad, y podamos mejorar la calidad de vida de las víctimas