- Más cómic político. Michel Dufranne, co-autor de la obra, afirma que ‘Diario de una Femen’ no encaja en lo que él denomina “esa corriente de moda conocida como novela-gráfica-reportaje”. Se siente más cómodo con otra etiqueta: “ficción realista”.

La etiqueta tiene todo el sentido del mundo. ‘Diario de una Femen’ es un cómic de ficción. Sí. Pero no al cien por cien. Está basado en lo aprendido por los autores durante cuatro años de investigación (observaciones, entrevistas y debates) con el entorno de Femen. Y esos cuatro años tienden un puente sólido entre ficción y realidad.

Hastiada de lidiar con el sexismo cotidiano, con los micromachismos del día a día, la protagonista (de 24 años y llamada Apolline) decide unirse a la rama francesa de Femen -el célebre grupo de mujeres activistas mediatizado a escala global por sus protestas a pecho descubierto. El movimiento surgió en Ucrania en 2008, también actúa en España, pero el país galo se ha convertido en su base territorial más sólida.

La entrada de la protagonista en Femen generará turbulencias en su vida personal y profesional. Apolline perderá su trabajo en una agencia de comunicación y verá cómo se tambalean sus relaciones familiares, de pareja y de amistad. Experimentará la vulnerabilidad que trae consigo la pérdida del anonimato asociada a la sobreexposición mediática y a la espectacularización de la protesta política de Femen. Y también conocerá las asperezas del frío policial tras protagonizar acciones que a menudo fuerzan las costuras de la legalidad.

El ruido mediático de Femen en España ha disminuido estos últimos meses. Sin embargo, el movimiento sigue vivo y su ideario tripartito (sextremismo, ateísmo y feminismo) sigue replicando también en otras latitudes como Marruecos o Irán.