aula clase colegio alumnos escuela pupitres
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Miguel A.P.

El acoso escolar se cobra la vida de menores todos los años. Niños y niñas que estando desesperados, y no viendo ninguna otra salida, terminan por quitarse la vida.

Todo el esfuerzo que se haga desde los centros escolares para que no haya ni un solo niño o niña que sufra acoso escolar por parte de sus compañeros/as, es poco. Al colegio tenemos que llevar a nuestros hijos obligados, de no ser así está en juego hasta el perder la custodia de nuestro hijo.

Los niños y niñas más vulnerables, como pueden ser los que son más nobles y no responden a las provocaciones de otros compañeros, los que tienen algún tipo de minusvalía...deben de estar bien vigilados en recreos y demás por el profesorado para que no vayan a sufrir ningún tipo de acoso.

El acoso escolar no afecta a todos los niños por igual, están los que lo llevan mejor, pero también están los que lo pasan tan mal que incluso les quedan secuelas psicológicas cuando son mayores. Y lo peor de todo y más dramático, es que hay niños y niñas que no pueden soportarlo y terminan intentando quitarse la vida, muchos/as lo consiguen.

Para un niño o niña que está siendo víctima de acoso escolar el colegio se convierte en un auténtico infierno para él o ella. Todos los días les cuestas la misma vida tener que volver al infierno.

El nerviosismo, ansiedad, miedo, pocas ganas de comer, de jugar, etc., se apodera del menor. Tanto padres como profesores tienen que estar muy atentos para detectar lo antes posible si el menor está sufriendo acoso escolar y poner todos los medios a su alcance para que esto deje de ocurrir.

Un niño o niña que ha sido o está siendo víctima de acoso escolar debe de recibir la ayuda de un psicólogo para valorar hasta qué punto puede estar afectado/a, y trabajar para mejorar su estado de ánimo, autoestima...

En mi opinión, creo que ante cualquier duda de que un niño o niña esté siendo víctima de acoso escolar lo mejor es, siempre que los padres y el menor así lo quiera, cambiarlo de centro educativo y hacer un seguimiento. El cambio de colegio puede ser una forma de aliviar al menor y su familia, pero por supuesto que es solo una medida de urgencia, hay que hacer un seguimiento para que no le vaya a ocurrir lo mismo en su nuevo centro.