J. López Franco

En esta ciudad hay un personaje anclado en sus pananoias que ejerce, desde su jubilación efectiva, los mismos desafueros e intrigas que han marcado su conducta y su imagen pública. Utiliza el anonimato para ejercer su inquina desde un medio subvencionado con dinero público y convertido en libelo infamatorio.

Alude a las "puertas giratorias" él que bien las conoce y que ha utilizado en beneficio propio, así como al manejo de sueldos públicos como si su familia fuera ajena a estos menesteres. Inventa acusaciones convertidas en falacias en su mente enferma, atribuyéndonos a otros, la ambición por el dinero, él que ha sido indemnizado en dos ocasiones en la televisión pública

Por segunda vez, en poco tiempo, me ha aludido sin nombrarme, aunque ha utilizado mi imagen para identificarme en sus tribulaciones enfermizas de persona atrapada en su condición de bufón del pueblo. Alude a las "puertas giratorias" él que bien las conoce y que ha utilizado en beneficio propio, así como al manejo de sueldos públicos como si su familia fuera ajena a estos menesteres. Inventa acusaciones convertidas en falacias en su mente enferma, atribuyéndonos a otros, la ambición por el dinero, él que ha sido indemnizado en dos ocasiones en la televisión pública y donde su hijo se subió a 85.000 euros su sueldo anual el pasado año. Eso sí es "suculento", término por él utilizado para otros en sus elucubraciones paranoicas de futurible como si fuera el Rappel ceutí.

El reguero de damnificados con sus "gestiones" empresariales y económicas es cuantioso al igual que su propia reputación

Al bufón le ha servido de poco el derroche de dinero institucional recibido, ya que pese a contar con subvenciones de millones de euros de dinero público, siempre ha estado atrapado en empresas de chichimona con cambio de titularidad y deudas, embargos y similares conflictos, que dicen bien poco de quien pretende, con su dedo acusador, señalar defectos en los demás sin mirarse a sí mismo.

El reguero de damnificados con sus "gestiones" empresariales y económicas es cuantioso al igual que su propia reputación. El mayor intermediador de este pueblo, con aviesas intenciones siempre, tiene la insolencia de trasladar a otros los métodos que él utiliza para intimidar y zaherir a quien no se pliegue a sus pretensiones. A mí me propuso, recientemente, trabajar para él y captar informaciones del sector político donde es "no grato". Aún aguarda mi respuesta positiva y ha optado por el escarnio infundado y la provocación personal. Las mismas armas que utiliza con los políticos que no se pliegan a sus intereses y trata de doblegar con imputaciones insidiosas que deterioren su imagen.

Trabajar para un individuo de esta calaña, a la vista de su comportamiento, retrata al propio individuo y también lo hace con quien se vincule a él personal o laboralmente.

Este Carranclan (persona o cosa de poco valor) es mullidor para fraguar intrigas y en su "jubilación activa" persiste en lo que ha sido su medio de vida y su carta de naturaleza: fantasear sobre la honorabilidad ajena, simulando para ello cualquier trama que sea menester por increíble que resulte. Los "méritos" de este personaje siniestro, le sitúan en un escenario donde él es quien mejor puede conocer contratos y colocaciones que le afectan muy directamente en la televisión pública con presunta prevaricación de por medio incluida.

De bufonadas y otras explicaciones menos prosaicas, la política local tiene un amplio libreto derivado de dar pábulo a personajes como este individuo. El refranero español es muy sabio en este caso y aplicable en su mensaje: "Dime con quien vas (o con quien te juntas) y te diré quién eres". Hacer de bufón a este individuo le ha salido muy rentable y aún sigue por esta línea de poca seriedad resultando ridículo. En otros está acabar con sus patrañas.