ulises vista ceuta

Inmaculada Pilar Gracia

Esta semana se celebra el debate del estado de la ciudad y hay tres asuntos que le saltan a la vista a cualquiera, a poco que se informe o se mueva por ella. Uno es el imparable aumento del endeudamiento de la administración local, otro la escalada de inseguridad de los últimos años en nuestras calles, y finalmente el no menos sangrante asunto de la corrupción en la política local que ha hecho que por primera vez en la historia se encause judicialmente a exconsejeros y consejeros en activo, en su momento, de sucesivos gobiernos del PP.

Ceuta es una ciudad con una administración endeudada hasta las orejas: desde 2008 al día de hoy hemos casi triplicado la cuantía de nuestra deuda. En esos 20 años los últimos 17 hemos tenido gobiernos del PP con mayoría absoluta. Normalmente cuando alguien adquiere una deuda se produce a cambio un beneficio: una casa, un coche nuevo, los estudios de un hijo. Nos endeudamos para mejorar nuestras condiciones de vida esencialmente. Párense un momento y piensen que beneficio ha obtenido su vida o su bolsillo de todo ese gasto público en nuestra ciudad. Probablemente va a costarle encontrar alguna respuesta y lo siguiente que hará será preguntarse: por qué?.

La respuesta es demoledora: porque el grueso del despilfarro se ha ido, durante todos estos años, en la realización de obras faraónicas, generalmente innecesarias y estratégicamente ejecutadas para ser inauguradas en campaña electoral, y en el pago de gastos de personal sin medida. Mientras hay barriadas en las que no hay ni una sola papelera, o se desalojan aulas de colegios con goteras( mientras se niega que existan) el gobierno va a gastarse cincuenta y tres mil euros por unidad de farolas para la nueva Gran Vía; y además se hace todo ese gasto escamoteando torticeramente su discusión al único órgano en el que reside la soberanía del pueblo de Ceuta como es el Pleno de la Asamblea. Se argumenta que es una obra cuya cuantía hace que pueda ser aprobada en Consejo de Gobierno, pero una vez iniciada se aprueban aumentos del gasto… Aunque parezca obvio, a veces se pierde esa perspectiva, todo eso sale de nuestros bolsillos, amén de la ayuda estatal.

Los que tenemos hijos mas o menos jóvenes o adolescentes no dejábamos de alegrarnos hasta hace unos años de vivir en una ciudad como ésta donde “nunca pasa nada” y si pasaba eran hechos muy puntuales; una ciudad en la que caminar sin miedo era posible prácticamente por cualquier sitio a cualquier hora. De un tiempo a esta parte esa máxima es cada vez mas difícil que se cumpla debido al aumento de hechos delictivos, mas o menos graves: varias muertes violentas, intentos de agresión sexual, altercados y daños relacionados con menores y jóvenes, atracos en servicios públicos, apedreamientos al servicio de bomberos o agresiones a sanitarios. Directamente relacionado con la inseguridad y los problemas económicos de la ciudad está el insoportable taponamiento de la frontera del Tarajal, que por una parte nos ahoga económicamente y por otra se convierte en un “coladero” para la delincuencia y los menores del país vecino, al mismo tiempo que disuade al pujante turismo marroquí, asfixiando una de nuestra mas importante fuente de riqueza.

La presión migratoria es muy grande pero la inoperancia del gobierno local para contribuir y exigir una rápida solución a este grave problema también, por mas que su solución no sea sencilla. Evidentemente el control de Policía Nacional y Guardia Civil compete a Delegación del Gobierno, pero la gestión inmediata y cotidiana de la seguridad de nuestras calles la hace la Policía Local. El control y protección de los llamados MENAS compete a la ciudad y su respuesta ha basculado entre un “no puedo con ellos” y un que los controle una ONG… La parálisis de las autoridades locales ante la escalada de inseguridad que padecemos pone en evidencia el agotamiento de las ideas de un partido que lleva gobernando la ciudad con mayoría absoluta mas allá de lo razonable, buena parte de ellos con una Delegación de Gobierno del mismo signo.

La alternancia política forma parte del juego de la democracia y oxigena las instituciones, así como a los mismos partidos que hacen “examen de conciencia” cuando son desbancados, sirviendo de acicate para aquellos que aspiran a tener responsabilidades de gobierno. Decía Antoine de Saint–Exupéry, -el autor de El Principito- que si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho." En nuestra ciudad no pasan de evocarnos la Ceuta “pequeña y marinera”, cuando ni somos tan pequeños, ni marineros desde hace mucho. Es tiempo de mirar hacia la construcción de una Ceuta productiva y ambiciosa que no renuncie ni al norte ni al sur; tiempo de soplar su vela con nuevas ideas que nos ayuden a alejarnos de la imagen de ciudad subsidiada que trasmitimos y que permitan poner en valor lo que realmente somos: una ciudad europea en África.