militar soldado

Marcos García (exrepresentante asociativo y decepcionado con el asociacionismo militar)

Hace un año que las Asociaciones Militares Profesionales se mostraban ante la prensa como "Unidad de Acción" levantándose en conjunto del Consejo de Personal de Las Fuerzas Armadas en señal de protesta por el expediente abierto a una compañera.

El Consejo de Personal de las Fuerzas armadas se define así mismo en su web como el órgano en el que participan las asociaciones profesionales de los miembros de las Fuerzas Armadas y su interlocución con el Ministerio de Defensa en materias relacionadas con el estatuto y la condición de militar, el ejercicio de los derechos y libertades, el régimen de personal y las condiciones de vida y trabajo en las unidades.

Hoy, y con más casos conocidos de compañeras y compañeros, hasta el punto de aparecer algunas en distintos programas de televisión por acoso sexual de un superior, y otros por estar en procesos judiciales como el de la Artillera Valdearcos, estas Asociaciones no es que no griten unidas BASTA YA, es que ni han tenido el mas mínimo detalle de denunciar públicamente estos hechos.

Vemos a sus representantes en mesas reivindicando una subida salarial, y sin embargo no se muestran públicamente levantando la voz por compañeros que de verdad necesitan su ayuda.

¿Solo se defiende a quien interesa? ¿Solo se vende el producto de unos pocos con la supuesta intención de poner sus siglas por delante? ¿Si no pagas sus cuotas no eres digno de su defensa? ¿Es participe el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas para que de alguna manera las Asociaciones Militares funcionen a medio gas?

No es el primer caso conocido de compañeros que solo se ven defendidos por causas menores, pero a la hora de la verdad, cuando hay que poner toda la carne en el fuego son muchos los que se ven dejados de lado aun formando parte de sus Juntas Directivas o incluso siendo Oficiales, esto no solo ocurre con la Tropa.

Da la sensación que demasiados años sin renovación en los cargos representativos de las Asociaciones Militares están dejando ver que el corporativismo les ha terminado afectando convirtiéndolo en estómagos agradecidos afectando claramente cuando los problemas gordos nos acechan.

La comodidad y el conformismo, y hasta me atrevería a decir que deberse favores entre unos y otros, hacen mella en un órgano que se ha pasado de ser una herramienta que podría haber sido productiva en un mero escaparate en el que las Asociaciones Militares lucen sus siglas y al final ni tienen voz ni voto alguno, por mucho que se piensen que sus labores ahí sirven de algo.

Las pequeñas mejoras, las cuales son de agradecer, nos corresponden por derecho, por lo que tampoco hay que colgarse grandes medallas como si de descubrir América se tratase.

Agradecimientos a representantes políticos y militares incluso antes de ver sus acciones, poco movimiento en los problemas reales, que el primer mensaje recibido ante la solicitud de ayuda de un compañero siempre sea que si eres socio o estas con la cuota actualizada es la tónica habitual en un colectivo con una clara necesidad de ayuda y una, digámoslo claro, vaga defensa real de aquellos que dicen ser defensores de nuestros derechos.

Asociaciones de Oficiales en las que sus miembros femeninos dicen no identificarse con sus compañeras Soldados, Asociaciones que rinden pleitesía a partidos políticos aun no cumpliendo estos con sus promesas, Asociaciones de Suboficiales carentes de empatía hacia sus subordinados y que solo se preocupan de una mejora salarial sin entender que esa mejora podría darse si no se siguieran contratando empresas privadas a la vez que se paga Soldados en el paro por no hacer nada, Asociaciones que redactan notas de prensa que luego retiran sin comentario alguno al respecto en contra de Tenientes expulsados del Ejercito que nos gusten sus maneras o no al menos dio la cara por nosotros, Asociaciones que en lugar de invertir en procesos judiciales se gastan el dinero en locales que poco o nada harán de este colectivo más agraciado en cuanto a derechos.

Luego nos extrañamos de la poca confianza del colectivo para ser representado por nadie.