- Año 1998, nace el Premio Convivencia y la fundación a la que da nombre.

La aparición del galardón, proyecto quiero pensar bienintencionado por entonces, surge como impulsor de la diversidad y la interculturalidad por el mundo, otorgando a esta condecoración la internacionalización de la que presume en sus discursos y escritos oficiales.

Desde entonces, cada año se ha entregado una escultura junto con 50.000 euros a una persona o entidad merecedora de este honor según el criterio de la fundación. Hasta aquí, casi podríamos estar hablando del Premio Príncipe de Asturias, ya que la dotación económica a los elegidos por la Fundación Príncipe de Asturias es exactamente la misma… ¿es que acaso pretendemos poner nuestra fundación a esa altura? No pequemos de ilusos y despilfarradores.

En 2012, las tres formaciones políticas con representación en la Asamblea, haciendo gala de una falsa austeridad, aprobaron rebajar el importe de 50.000 a 30.000 euros y conceder la entrega cada dos años. Hecho positivo, pero insuficiente.

Las cifras son aún más llamativas si acudimos a los presupuestos oficiales de la ciudad. En 2014, año en que ni siquiera se entregará el premio, se ha destinado la no desdeñable cantidad de 152.000 euros a esta fundación la cual mantenemos entre todos… y les invito a ustedes, lectores, a indagar en los presupuestos de años anteriores. Desde 1998 hasta 2014 es demasiado el dinero de los ceutíes que se ha difuminado.

Por otro lado, desde la fundación se afirma que “desarrolla y complementa actividades orientadas a favorecer la convivencia y los valores multiculturales de la sociedad ceutí”. ¿Alguien recuerda alguna actividad de peso desarrollada por esta fundación aparte de organizar la gala de entrega del premio? ¿Para esto es necesario destinar más de 100.000 euros cada año? ¿Es que desde la Consejería de Educación no son capaces de asumir estas tareas? ¿Dónde va a parar cada céntimo y por qué? Es posible que en sus inicios, se pretendiera que este premio tuviera una repercusión tal que otorgara a la ciudad una promoción que a la larga, a base de marketing y turismo, se convirtiera en una inversión rentable, hablando en plata, que ganáramos los ceutíes más dinero del que se gastaba.

La realidad, con el paso de los años es que ni es ni ha sido así, con una ceremonia de entrega que pasa sin pena ni gloria por los medios de comunicación y que no alcanza los objetivos mentados anteriormente. El Premio Convivencia, que comenzó como un virtuoso proyecto en una época de bonanza económica, se ha convertido en un lastre para el bolsillo público de la ciudadanía en tiempos de crisis.

Los motivos por los que se mantienen tanto el premio como la fundación, quedan para la reflexión y el razonamiento de cada ciudadano.

La ciudad cuenta con millones de euros de presupuesto y la partida destinada a la fundación son una mínima parte del mismo. Sin embargo, si sumamos todos esos montantes suprimibles, ya sea porque no tengan utilidad como es el caso o porque sirvan para mantener a “amigos de”, estaremos dando un paso importante hacia la recuperación económica y al saneamiento moral de Ceuta.

Señor Vivas, señores de la Consejería de Educación con Mabel Deu a la cabeza, eliminen esa fundación, porque las tareas encomendadas a la misma deben hacerla desde dicha consejería y si no son capaces, dimitan, porque está formándose un equipo más capaz en VOX que sí puede hacerlo y lo va a demostrar en cuanto nos den la oportunidad los ceutíes.