Juan Gutiérrez, durante un acto de campaña en la plaza de Azcárate / Alejandro Castillo
Juan Gutiérrez, durante un acto de campaña en la plaza de Azcárate / Alejandro Castillo
Tarik Ahmed Mohamed

No vamos hablar de la tragedia griega de Esquilo, sino de la tragedia de Juan Gutiérrez, que este sí esta encadenado a sus promesas. Se ha comprometido tanto con la gente, que hasta ahora pone fechas, pero lo gracioso es que la ciudadanía sabe que todo es prometer hasta meter el voto en la urna. Si hay que prometer se promete, como si son temas internacionales de fronteras o vivir en otro planeta.

El miedo que alude Gutiérrez a los partidos se ha vuelto contra él, pues sabe que puede llevar un sorpasso y, al primer partido que le descuentan escaños es al suyo. Tanta promesa que las demás formaciones ya no tienen que ofrecer. El socialista, va acelerado y va a descarrilar.

No es bueno cantar victoria, ni poner el carro delante de las vacas, antes de tiempo, con esas celebraciones como de fin de campaña en el mixto en su arranque electoral, o esa excursión al Príncipe, que solo le faltaba llevar detrás un grupo folclórico popular de animación, pero no hizo falta puesto que al Douyin (TikTok) se le agrega música. Todo vale, por defender ese caladero de votos como es el Príncipe, donde sus califas intentan mantenerlo a toda costa.

Estos sociolistos, y no es ninguna errata, pues se cuelan en todas partes, están desatados y, por si fuese poco, tienen ganas de jarana y vuelven a repetir jolgorio en la barriada de Mirador Bajo, ¡Que dispendio!, no recuerdo en las anteriores elecciones que las arcas del PSOE redundasen tanta riqueza.

Ya como “mandatario” llama a consultas a los sindicatos, pero uno de ellos, la ha desestimado dándole la espalda, con Comisiones Obreras ha topado, pues entendemos que según lo publicado en los medios viene a dejar claro y da a entender que no participa de su “circo” electoral.

Otra guerra que tiene desatada por defender sus intereses es la casa de Tócame Roque, donde los Pimpinelas compiten en defensa de sus Amistades Peligrosas.

En fin, parece que no hace falta esperar a san Juan, para ver la quema del “Juanillo” o de los “Juanillos”, que este año les incineraran con sus promesas.

Como diría el gran poeta Sabina: “Yo no quiero mudarme de planeta, ni cortarme la coleta".