Carlos Antón, profesor de Filosofía del IES Luis de Camoens
Lo de la conquista de la libertad es una quimera... El miedo sigue agazapado en cada esquina... Miedo a hablar, miedo a expresar tus ideas, miedo a preguntar, miedo a opinar... Miedo, miedo, miedo... Yo he tardado en perderlo 55 años.. Ya soy libre.
Yo haré huelga el 8 de marzo. Por todas las mujeres que no pueden hacerla: por mi madre, que con 82 años, piensa que tiene que estar a merced de los demás, por mis compañeras de la enseñanza, que interinas o funcionarias, tienen que viajar con sus hijos por toda España para no perder su puesto de trabajo, en una precariedad absoluta. Haré huelga por las porteadoras de Ceuta, Melilla y del mundo, que cargan en sus espaldas lo que le echen y que se arriesgan a morir en una avalancha.
Haré huelga por las 30.000 mujeres que cruzan la frontera, las 30.000 " Fátimas" Que limpian nuestras casas, cuidan a nuestros hijos, se encargan de nuestros ancianos... Y lucharé porque esas Fátimas tengan un nombre, un seguro digno, una pensión digna, un sueldo digno en esta ciudad en la que todos somos millonarios.
Haré huelga por las mujeres anónimas que mecen la cuna del mundo y quieren tener los derechos de los hombres, la libertad de los hombres, la sexualidad de los hombres sin ser tildadas de putas.
Haré huelga por las pioneras que lucharon para conseguir el voto, para ir a la Universidad, para trabajar sin el permiso de sus maridos.
Haré huelga por mis antepasadas que fueron llamadas brujas, que fueron quemadas, lapidadas, violadas, repudiadas.
Haré huelga por todas aquellas que se atrevieron a ponerse en huelga y fueron asesinadas en la fábrica en la que trabajaban.
Haré huelga por Clara Campoamor, por Concepción Arenal, por María Zambrano, por Marie Curie, por Hipatia, por Federica Monseny, por Cristina Almeida, por Gloria Fuertes, por Simone de Beauvoir, por Rosa Chacel, por Dolores Ibárruri, por Lidia Falcón... Ellas, entre otras muchas mujeres anónimas, encendieron una llama que debemos seguir manteniendo viva.
Haré huelga porque las futuras generaciones no tengan que celebrar un 8 de marzo y esta fecha pase a los anales de la historia como un vestigio vergonzante de lo que hemos sido.