Javier Ángel Díaz Nieto

Este mensaje dado por nuestro presidente Sánchez de que a veces la justicia es simplemente un acto de venganza, no deja de sorprenderme. Porque es un salto cualitativo importante. El salto cualitativo que el Cesarosanchismo ha dado a la justicia es extraordinario. Ahora “La pena es venganza” más o menos es lo que ha decidido, Pero (…) ¿Venganza de quién (…)? me pregunto. O sea, que tenemos a nuestros jueces…¿vengándose de los acusados cada vez que sentencian?. Si esto es así (…) estamos apañados todos con nuestra justicia. Se acabó la disquisición sobre si la pena debía ser justa o simplemente útil. ¡Ahora sabemos que solo tenemos jueces vengadores!. Que cosa más inmunda si la justicia se basa en la revancha y la mezquindad de la venganza.

Pero esto es lo que estamos escuchando últimamente, con la concesión del indulto a los presos del procés. Políticos que, como los antiguos monarcas absolutos decidieron sobre sus ciudadanos y territorios disponer de ellos a su antojo, intentando separar de España a una parte de ellos. Delito este, muy castigado por la ley vigente, aunque ya el tribunal en su día rebajo su gravedad, imponiendo penas inferiores a las que en justicia les hubiera correspondido.

. Y es que, además los fiscales y los propios jueces han dicho que no corresponde el indulto de ninguna de las maneras. ¡Da lo mismo! Dicen que lo hacen por la concordia (…) ¡que estupidez!. Su concesión no deja de ser por tanto una desviación de poder arbitraria, que supera la discrecionalidad legal. Es simplemente un toque de agonía en la necesidad de mantenerse en el poder. Por ello, no es extraño, mi sentimiento de preocupación ante el tremendo utilitarismo personal, que se desprende de dichas palabras. Lo que me preocupa es que esta idea aumente hasta estallar en nuestra conciencia social y sea aceptada normalmente Porque, es un terrible sentido mercantilista de beneficio personal el que se nos impone con ella..

Así, quebrando drásticamente lo que se exige a un gobernante, se acaba toda la ley dada y que recoge la propia constitución, atacando frontalmente la independencia judicial y la integridad nacional. Solo el Cesarosanchismo considerando venganza todo aquello que se oponga a sus propios intereses, será quien decida sobre la finalidad de la justicia. Porque “Justicia o venganza” son conceptos, exclusivos de fábrica y de beneficios personales, que distorsionan lo que verdaderamente significa para el hombre vivir libre en una sociedad democrática. Si esto fuera así, nos olvidaríamos de que fue la razón humana y el esfuerzo intelectual occidental, desarrollados durante siglos, los que nos han permitido desvanecer el instinto egoísta, que se poseía en nuestras relaciones de venganza y revanchismo con los demás. Por ello, estas palabras de “Justicia o venganza”, son palabras terribles, porque acaban con la idea de libertad y democracia.

Se acaba con ello, la idea de que la justicia debe ser justa en el restablecimiento de la reciprocidad con la sociedad cuya convivencia ha sido alterada por el delito. Y el delito de sedición, es un delito grave que atenta a la integridad territorial española. Por ello, nunca un gobernante puede por intereses personales venir a decirnos que la justicia debe hacerse por venganza o revancha, anulando la independencia de los jueces.

Mas, deben ser los propios jueces quienes deben defenderse de estos ataques a su imparcialidad. Imparcialidad cada día más deteriorada. E independencia que pocas veces defienden, esperando simplemente un ascenso en su carrera profesional. Por ello, si quieren ser respetados como hasta la fecha lo han sido por la sociedad, deben hablar alto y claro que es lo que desean.

Pero bueno (…) conceptos multívocos, como justicia útil, justa, apropiada, ética, sujeta a derecho, proporcional (…) etc. (…) etc., son de difícil comprensión y cambian según quien los interprete en su momento. Lo que dice el art.3 del Código Civil sobre cómo interpretar las leyes carece ya de sentido. Ahora la idea de “Justicia o venganza”, debe ser la interpretación interesada y personal prevalente. Y con este Cesarosanchismo actual, la historia de España y su jurisprudencia, se debe hacer a partir de lo que él mismo proyecte para el futuro.