Los que trabajamos en la sanidad sabemos lo fácil que es segar una vida, y lo difícil que es salvarla. Para lo primero, basta la decisión de uno. Para lo segundo, es necesario el trabajo y el esfuerzo de muchos.

Hace pocas horas hemos vivido en nuestra ciudad la muerte violenta de una persona a manos de otras. Un hecho que por sí solo sería suficiente para conmocionar a la opinión pública, lo hemos sufrido de forma especial los médicos y enfermeros del Centro de Salud del Tarajal. El joven Karim formaba parte de las brigadas cívicas, y, entre sus cometidos se contaba estar a disposición de los sanitarios de este Centro de Salud, para cuando tuviéramos que desplazarnos a su barrio. Con su compañía, así como con la de sus compañeros, nos sentíamos seguros cuando íbamos a curar o a aliviar el sufrimiento de sus vecinos del Príncipe Alfonso. Él pensaba que un barrio mejor era posible, y luchaba por ello.

Con su trabajo en beneficio de sus conciudadanos, Karim evitaba que a un grupo de trabajadores de la sanidad nos agredieran cuando cualquiera de sus vecinos nos necesitaba. Le echaremos de menos. Descanse en paz.