Javier Ángel Díez Nieto

Ya no cabe duda de que cada vez estamos más cerca del mundo feliz que tan magistralmente mostró Aldous Huxley en su libro. En él, la sociedad tecnológica rige una utópica sociedad de futuro, donde la tecnología reproductiva mantiene el número de individuos, que fríamente consideran algunos que deben vivir al mismo tiempo perfectamente felices en su sociedad hedonista, libre de guerras, de la pobreza y que elimina la vejez. Porque es esta la dirección en la que parece se dirigen las nuevas leyes del aborto, que a fin de cuentas no son más que vidas reales abocadas al olvido por la sociedad o la nueva proposición de la Ley de la Eutanasia que cierra el círculo de un paraíso terrenal de felicidad temporal solo para aquellos que se consideren necesarios.

Al menos esto es lo que, si lo pensamos bien, nos esta vaticinando esta nueva proposición de ley del gobierno social/comunista actual. ¡No nos engañemos!, con ella se legaliza de cierta manera la muerte administrativa de los ciudadanos considerados irrelevantes. Y así ya podemos empezar a despedirnos de los futuros ejecutados quienes como fantasmas hambrientos de vida van a desaparecer. Lo sorprendente es que esta decisión la firman por ahora, aquellos que todavía se consideran jóvenes, lejos de la enfermedad y de la vejez. Ignoran los muy ingenuos, que el tiempo avanza a grandes pasos y que en el fondo están firmando su futura condena a muerte.

Esto parece ser así y no de otra manera, porque con esta ley, además de reconocer como derecho individual el suicidio se amplia este derecho a que sean otros quienes decidan su conveniencia conforme a su fría lógica sobre la prescindibilidad de los demás. Serán de esta manera, legales facultativos los que decidan quienes ya no deben seguir existiendo. Es una eficaz forma de cambiar la idea del Derecho vivir, por una idea de la buena muerte como derecho social inalterable. Con ello, derrotando la vida… ¡La muerte triunfa!

Todo esto, es lo que he reflexionado al leer el artículo 5.2 , sobre los requisitos para recibir la ayuda para morir de la Proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia de 30 de julio de 2019, que en su apartado segundo establece: “No será de aplicación lo previsto en el apartado anterior en aquellos casos en los que el médico o médica responsable certifique que el o la paciente está incurso en situación de incapacidad de hecho permanente, cumpla lo previsto en el apartado 1.d) anterior y haya suscrito con anterioridad un documento de instrucciones previas o documento equivalente, en cuyo caso, se podrá facilitar la prestación de ayuda para morir conforme a lo dispuesto en dicho documento”. Y el apartado 1.d) de dicho artículo 5.1 dice.- “Sufrir una enfermedad grave e incurable o padecer una enfermedad grave, crónica e invalidante en los términos establecidos en esta ley, certificada por el médico o médica responsable”. Luego serán los facultativos quienes a fin de cuentas decidirán sobre la vida o muerte de sus enfermos. En conclusión creo que hablamos de una muerte administrativa fría y gris, que nos justifica el ¿Por qué? y el ¿Cómo? vamos a morir.

Es una ley terrible, ya con ella nuevas puertas se abren a la posibilidad de la crueldad social, dejando que nuestros mayores y enfermos vean como cualquier ingreso hospitalario al que acudan sin acabar de morir, consideren la posibilidad de no salir de ellos, ya que alguien titulado pero ajeno, podría certificar su prescindibilidad del mundo de los vivos, sin más justificación que la de estar enfermo sin solución medica en esos momentos. Está visto que con estas nuevas legislaciones vamos hacia atrás perdiendo futuro a cada paso. De lo que no cabe duda es que no se plantean más inversiones en los cuidados paliativos que facilitarían la esperanza de vida. ¿Pero cuando la vida fue verdaderamente nuestra?