Miguel A.P.

No paran de salir en los medios de comunicación noticias de políticos y funcionarios de altos cargos que se han vacunado, saltándose el protocolo, de la preciada vacuna que te puede salvar la vida. Todo ello por el mero hecho de creerse superiores al resto de los mortales. A esto hay que añadirle que a estas personas que han hecho eso se les supone que tienen poca ética y, lo más importante, que han encontrado la cobertura suficiente para poder llevar a cabo un tremendo delito, ya que al tratarse de un bien común que salva vidas, están cometiendo un delito que debería de ser perseguido por la Fiscalía.

¿Qué le lleva a “los jetas” a saltarse el protocolo de vacunación? Hay muchas respuestas y variadas. Una de ellas puede ser que son unos sinvergüenzas que se creen superiores a los demás y que son personas poco empáticas. Otro, puede ser, que les importa una mierda las personas más vulnerables a este virus, como son las personas más mayores, enfermos oncológicos, etcétera.

Lo que está ocurriendo con la vacunación de “los jetas” es un claro ejemplo que una parte, pequeña o grande, de la población va a lo suyo y no ve más allá. Y, también, que no son pocos los políticos y altos cargos que ocupan puestos de poder para su propia conveniencia. Si son capaces de saltarse los protocolos de vacunación de un bien tan preciado como es la vacuna de covid-19, que no serán capaces de hacer. Menudos servidores públicos, más bien serán servidores de ellos mismos, y de los suyos.

Las personas que se han vacunado de la covid-19 saltándose el protocolo, no parecen obedecer a una ideología política en concreto, más bien se puede llegar a la conclusión de que se han aprovechado de su cargo para cometer lo que se podría llamar un delito, un auténtico atentado contra la salud pública.

Los servidores públicos, en este caso los políticos y altos cargos, ya estén gobernando o en la oposición, son los primeros que deberían de dar ejemplo en todo. En lo primero que deberían dar ejemplo, los que gobiernan (da lo mismo del partido que sean) es en tener un sueldo que se parezca al de la mayoría de los trabajadores españoles, no esos sueldazos que tienen. Y tampoco estaría nada mal que redujeran gastos, empezando por eliminar todos los cargos que no sirven para nada, así como quitar privilegios para la clase política, los cuales cuestan un pastón. Hablamos de vehículos oficiales, escoltas innecesarias, despachos a todo lujo, etcétera, etcétera.