Javier Ángel Diez Nieto

Según la mitología griega “Cassandra” significaba en el griego antiguo, “La que enreda a los hombres”. Pero además…Cassandra era una sacerdotisa de Apolo, con él que…. ¡Pero bueno…esa es otra historia, ahora hablemos del mito! En él se cuenta que Cassandra era una sacerdotisa de Apolo, con quien al parecer tenía mucha confianza, hasta el punto de acordar una sabrosona relación carnal, si este dios le ofrecía el poder de la profecía. De muy buen ver debía estar la Cassandra, cuando Apolo accedió, concediéndole dicho poder. Pero la pécora de Cassandra una vez que lo adquirió, le dijo a Apolo, que “Tururú…tururú” que, de revolcón carnal nada de nada. Incomprensiblemente, Apolo…, se cabreo muchísimo (¡Todavía nadie entiende el por qué!), y le escupió en la boca diciéndola que, aunque supiese lo que iba a pasar en el futuro, nadie la creería. Y de esta manera tan deprimente paso Cassandra el resto de su vida, soltera, sola, aburrida, sin revolcón alguno y “hablando de cosas que nadie le creía”.

Hasta aquí la mitología griega. Ahora, nos interesa la realidad española. Porque, al parecer actualmente, sin saber cómo, igual que los champiñones, nos ha crecido otra Cassandra, aunque ahora se la conoce como “Adriana Lastra”. Creo que integrante de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Porque también, aunque a la griega el poder adquirido era por un revolcón, a la española lo es por un sillón. Conforme a ello, nuestra Adriana no deja de ser más que una simple reencarnación de la Cassandra mitológica, ¡Pero al revés! De esta manera, la Cassandra actual, nos avisa con su carita de monja estreñida, los males que nos van a suceder si no adoramos a su Señor Sánchez, quien le ha prometido mantenerla en su buen cargo. Pero aun, ni intentándolo con toda su ensayada pena, nunca podrá ocultar el veneno que fluye por sus exorbitantes ojos, cuando muerde cada palabra que pronuncia con su toxica saliva y que, nos avisa de que… ¡Nada de lo que dice es cierto! Y así, nos anuncia los males que sufriremos, si dejamos que sea la derecha la que sustituya en el poder… a su Señor Sánchez. Porque si así fuera, nos pronostica mil inenarrables males a todos. Males inventados. Menos mal que, gracias a Dios, también parece que le escupieron en la boca y nadie la cree por mucho que ella enrede y mienta. Pero, tenemos que reconocerlo…es magnífica en su víctimista interpretación de pobre y llorosa niña, abandonada en una calle cualquiera, pasando frio y sin cerillas. ¡A mí al menos me enternece, cada vez que actúa!

Pero ella, terca como una mula (mis disculpas a las nobles mulas, por la comparación), en sus interesados vaticinios, mantiene su leal sacerdocio al Sanchismo, y nos dice, en su última representación televisiva, que el acuerdo de VOX, por cierto, partido de extrema…extrema…y más extrema derecha… ¡Hasta el infinito!, con los fachas, fascistas y sobre todo nazis, del partido popular en Castilla y León, es un verdadero drama para todos los españoles y…para… ¡El mundo entero! Y que los males que se avecinan son terribles, y que todo ello sucederá en muy poco tiempo, salvo que… ¡Cambiemos de mentalidad y de ideología política! Y así haciéndonos todos de izquierdas y adorando al tal Sánchez, todos seremos felices con su agenda ecologista 20/30, aunque no tengamos nada. Además, todos sabemos que, la culpa de todos los males que sufrimos y sufriremos, la tiene Putin, el presidente ruso con su guerra. Por ello, ella, sin duda, siempre se resignará con su estreñida carita de pena, a las satisfacciones que siempre otorga la tranquilidad de un sillón, que su pequeño dios le ha prometido. Porque… ¡Ella, siempre se ha resignado a los malos tragos, gracias a su buen sueldo, aunque no haya nada de sexo! 

Y todo ello, ha sido… ¡Manda güevos!, porque el Partido Popular de Castilla y León, en vez de convocar otras elecciones, como querían los socialistas, resulta que acuerda con VOX, gobernar la comunidad autónoma más extensa de España, dejando fuera al PSOE de su Señor Sánchez. ¡Vamos que Castilla… del tal Sánchez, no quiere saber … Ná de ná! Por eso, Adriana Lastra, espeta y grita a los cuatro vientos… ¡Arrepentíos ciudadanos, por tal anatema! ¡Todos estáis condénanos al infierno, condenados a sufrir males indecibles por ese antinatural pacto! Porque en su fanatismo al templo social-comunista que han erigido para gobernar la nación, este es un pacto antinatural, que debe avergonzar a todos los demócratas. Ya que, solo son demócratas quienes mantienen el mismo pensamiento único que, ellos imponen mediante la prensa del régimen que, dominan económicamente. Es el Agi-prop, del que son verdaderos profesionales. Porque, para la izquierda es necesario sustituir la idea de sociedad libre, por la del rebaño que pace siempre donde le llevan, con un mismo balar.

Y al parecer no están solos, porque cada día es mayor la España del bostezo. Si…aquella que conforman los desheredados por la comodidad, y que están provocando la pérdida de identidad de muchos simpatizantes del Partido Popular. Esto, no es todo…, ya que para colmo y como colofón del nefando ataque a Isabel Ayuso, el ahora todavía presidente del PP, con la pálida luz agonizante de su antiguo poder, se dedica deslealmente a influir negativamente en Europa, contra el acuerdo alcanzado en Castilla y León con VOX. ¡Qué triste, es ver la rabia poco contenida de los mediocres perdedores!

Pero, sobre todo, es increíble observar, la distancia y separación, que existe entre los intereses de los gobernados y el de los de los gobernantes. ¡Sin duda, son dos mundos diferentes sin apenas conexión entre ellos! Esperemos que Feijóo, sea capaz de recuperar los despojos que le dejan del antaño gran partido, como lo fue el Partido Popular. Y que no olvide que, si quieren gobernar algún día, tendrán que alcanzar acuerdos con VOX, y que a pesar del laboratorio inclusivo de la prensa que la izquierda maneja, VOX es un partido constitucionalista. Aspecto que no puede decirse de Bildu, ERC, CUP, Just por C, Podemos…etc…quienes solo desean… ¡Que España sea una prisión de naciones! Pero bueno…esperemos que al menos de vez en cuando, Adriana Lastra, siga entreteniéndonos con su vocecita de niña estreñida y sus anunciados males. Y desde luego, que no abandone nunca el teatro, porque es una magnífica actriz cuando, exclama… clamando… ¡Los males que se nos avecinan!