En el Día de la Mujer, al igual que en el resto de fechas del calendario, creemos necesario hacer especialmente visible una parte del mundo que durante muchos años ha permanecido en un segundo plano: LAS MUJERES. Mujeres de cualquier cultura, religión, nacionalidad, empleadas o no, trabajadoras todas y partes del todo, del mundo.

“El lenguaje crea pensamiento”, y a través de éste creamos nuestras realidades. Realidades hechas por humanos, los mismos que creamos las desigualdades.

Es parte de la humanidad, y es por la humanidad: trabajar por erradicar las desigualdades, por amar las diferencias, por dejar atrás el miedo y abrir nuestras mentes. Clamar que cada día somos más iguales y más diferentes, y engrandecernos con esas diferencias en vez de achicar a quienes las tienen.

Vivimos en un mismo suelo, bajo un mismo cielo, en partes del mundo diferentes, con culturas que pueden distar mucho las unas de las otras, con alimentos que pueden ser de sabores parecidos, con olores característicos que envuelven nuestros entornos. Pero hay un elemento que nos une, una razón que nos hace iguales, nuestra raza, la Humanidad.

Aunque se ha avanzado mucho en los últimos años, aun queda un largo camino que recorrer. Tal como recogen M.ª Teresa Gómez-Limón Amador e Isabel González González son muchas “las tradiciones que no aman a las mujeres” y siguen sin hacerlo, y en los tiempos que vivimos los avances no son iguales para todas.

Aun así, tal como expone la ONU MUJERES, la violación de los derechos de las mujeres es un hecho que continua de manera generalizada y afecta a todos los países. Las mujeres siguen siendo las más perjudicadas en los conflictos modernos. En todas las esferas de la vida, siguen teniendo menos participación en las decisiones que las afectan. Siguen existiendo múltiples barreras que les impiden aprovechar las oportunidades económicas en igual medida que los hombres.

Es por eso que aun es necesario hacer que este día se de gran importancia en nuestros calendarios, y esperamos y luchamos por que esta fecha sea un recuerdo en nuestras mentes, por que sea un mero símbolo del camino que se tuvo que recorrer para llegar a una igualdad plena, en la que ser El o Ella no sea determinante.