- Este domingo Hungría votaba en referéndum si aceptaba o no la cuota de refugiados asignada al país. El total asignado a Hungría, un país de casi 10 millones de habitantes, era de 1.294 personas.

Un aplastante 98% de votantes ha rechazado asumir la cuota. Ha ganado el no, la opción defendida por Victor Orbán, primer ministro húngaro y promotor del referéndum.

Sin embargo, no haber llegado al 50 % de participación invalida el resultado del plebiscito, de acuerdo con lo establecido por el ordenamiento jurídico del país.

El resultado constituye una derrota para el impulsor del plebiscito. Pero sólo una dulce derrota. Es cierto que la iniciativa de Orbán fracasa desde el punto de vista formal, debido a la falta de quorum. Pero también es cierto que el simple hecho de que se haya celebrado el referéndum, unido al abrumador rechazo a la acogida de refugiados depositado en las urnas húngaras, conforma un tremendo espaldarazo a los postulados xenófobos que recorren Europa.

Mientras tanto, las bombas siguen cayendo en Alepo, solo en 2016, 3.502 migrantes y refugiados han fallecido en el Mediterráneo, y los Estados miembros de la Unión Europea siguen sin cumplir sus modestos compromisos relativos la acogida de refugiados.