- Últimamente me rebasan comentarios negativos acerca de mi actividad en la Asociación Búscome.

Son los menos porque tenemos muchos mensajes de apoyo y de personas que nos hacen llegar sus propuestas o quejas, pero reconozco que me asombran ciertos pensamientos envueltos en la más absoluta imposición, o desazón. Que nadie sienta que con esa actitud vamos a decaer en la ilusión de poder contribuir a la igualdad, más bien todo lo contrario. Si quienes nos acusan de oportunistas esconden el deseo de paralizarnos, que cambien de estrategia.

Como he contestado cuando me han preguntado, yo empecé en el mundo asociativo antes que en el político, y aunque una cosa me ha llevado a la otra, las dos están muy relacionadas siempre que tengas una actitud objetiva con los temas a tratar. En el momento que dejemos de hacerlo la Asociación Búscome dejará de tener sentido. Detrás de nosotros tenemos gente de distintas creencias que sólo tienen un fin común, la justicia social. Desde la asociación nos debemos a ellas, es decir, a la capacidad básica, ética y coherente de defender nuestros principios. Yo sé perfectamente distinguir una cosa de la otra.

Que nadie piense que estamos utilizando esta asociación como contracorriente. Jamás. Yo fundé Búscome antes de militar en el PSOE, todo es compatible. Ahora, pase lo que pase en el futuro, esta asociación ha encontrado un camino imposible de parar, porque está formada por una junta ilusionada, motivada y decidida a no dejarse avasallar por la emulación. Esta asociación podrá cambiar de líderes, pero no de intención. Es vital la actitud reivindicativa desde el ámbito social. Cuando no te mueves por subvenciones o intereses no piensas en las consecuencias, solamente en la causa, eso te hace ser más libre.

En la vida están quienes quieren trabajar, y quienes te impiden hacerlo para que no se vea su sombra. Si tienes un fin común, y no particular, te juntas, empujas o aplaudes iniciativas que conducen a destapar lo oscuro de una sociedad desigual y clientelar. Una ciudad dominada por el inmovilismo y la pasividad nos lleva a perpetuar la falta de oportunidad. Es como un impulso que sale del corazón, si no lo hiciera no podría sentirme bien conmigo misma. Hace poco leí esto, cada persona decide qué hacer en su tiempo libre y yo he decidido que mi hobby, cuando salgo de trabajar del colegio, sea mi hija y el activismo, ya sea político o asociativo.

Yo no entiendo la vida sin reivindicar y hacer mucho ruido. Mientras unas personas lo llaman protagonismos, nosotros lo llamamos valentía. Por eso digo lo mismo que dijo Emma Goldman. “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa. " Es decir, si no quieren luchar con nosotros o en su ámbito, que no impidan a quienes intentamos cambiar el mundo.