La Unión Europea vive hoy uno de los momentos más difíciles de su historia. A pesar de que ha enfrentado otras crisis anteriormente y las ha acabado superando y saliendo más reforzada de ellas, lo que no habíamos visto nunca es que coincidieran tantas crisis al mismo tiempo, y cada una con un poder destructivo tan grande.
De todas ellas, la crisis de los refugiados nos resulta especialmente dolorosa e indignante. Según ACNUR, más de un millón de refugiados llegaron en situaciones muy trágicas a Europa en 2015 y más de 82.636 desde el inicio de 2016. La gran mayoría de estas personas provienen de Siria, por el conflicto bélico que dura ya cinco años, pero también proceden de Afganistán, Eritrea o Iraq. Y más de 3.000 perdieron su vida en 2015 en el intento de llegar a Europa, muriendo en las aguas del Mediterráneo.

Es una situación insoportable que requiere una respuesta europea coordinada. Sin embargo, esta crisis ha puesto en evidencia los grandes fallos de la Unión: falta de solidaridad, desunión entre los Estados o ataques a los pilares del proyecto como la libre circulación de personas. Los socialistas españoles hemos reclamado desde hace meses corredores humanitarios para poder habilitar canales legales y seguros para que los refugiados no tengan que arriesgar sus vidas cuando huyen de la guerra y la violencia. Asimismo, damos la bienvenida a la iniciativa lanzada por la Comisión Europea la pasada semana para crear un verdadero Sistema Europeo Común de Asilo con un sistema de reparto que asegure la solidaridad y la integración de las personas refugiadas entre los 28 Estados miembros.

Por otro lado, la crisis del euro, todavía no superada del todo, ha puesto de manifiesto una serie de defectos congénitos que la UE debe intentar corregir. Las políticas de austeridad aplicadas para luchar contra la crisis económica y financiera se han demostrado poco eficientes y han provocado un gran sufrimiento social, aumentando las desigualdades, la brecha Norte-Sur y poniendo en peligro al modelo social europeo.

La desafección ciudadana respecto al proyecto europeo ha aumentado considerablemente, alimentando de manera muy preocupante los partidos populistas antieuropeístas y eurófobos. Los socialistas en el Parlamento Europeo trabajamos para frenar estos movimientos y, de manera conjunta, conseguir cambiar el rumbo de las políticas económicas de la UE para fomentar la inversión y el crecimiento que lleve a una salida de la crisis justa y social.

A todo ello, en la UE también nos enfrentamos en los últimos meses a una crisis de seguridad derivada de los terribles atentados terroristas en varias capitales europeas, que no sólo se han llevado muchas vidas inocentes sino que también atacan la esencia del sueño europeo. El PSOE considera que para poder abordar este reto, los Estados europeos deben reforzar la coordinación entre nuestros sistemas de inteligencia, a la vez que atacar también las causas del problema de raíz con una verdadera política exterior de la UE que pueda llevar la estabilidad y el fin de la violencia a nuestra vecindad.

Finalmente, en el mes de junio el Reino Unido celebrará su referéndum para decidir su permanencia o no dentro de la Unión Europea, y el Brexit no sólo supondría otra crisis más para la UE sino que haría mella en las dudas sobre el futuro de la integración europea.

Ante este escenario, los socialistas españoles no tiramos la toalla, al revés. Creemos que ante estos momentos tan delicados para el futuro de la UE nuestro compromiso europeísta es más fuerte que nunca y seguiremos trabajando de la mano de nuestros partidos socialdemócratas hermanos, el Partido de los Socialistas Europeos y el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, para ofrecer soluciones a todas estas crisis, salir reforzados de todas ellas y avanzar siempre hacia una Europa cada día más fuerte, unida y solidaria.

¡Feliz Día de Europa!