- Al MDyC le preocupa e inquieta que la población estudiantil no reciba adecuadamente las atenciones, la sostenibilidad ni los compromisos que moral y éticamente se merecen por parte de quienes nos han de defender y respaldar en nuestra inclusión y participación social.

Nuestros estudiantes se enfrentan a elevadísimas tasas de matriculación que tal y como sabemos lamentablemente no tienen correlación alguna con la capacidad media de ingresos actuales que se puede llegar a percibir en los hogares ceutíes. Pues recordemos que tenemos una de las tasas más elevadas en desempleo juvenil y abandono escolar.

Además hay que añadir que nuestra población estudiantil está sufriendo la dejadez de un Desgobierno que al parecer poco o nada le interesa trabajar por el desarrollo educativo de su ciudadanía. Un desgobierno que no asume la voluntad de cambio ni mucho menos apela por el bienestar de un colectivo que tan importante es según el MDyC para el buen desenvolvimiento de la sociedad.

Con la manera estratégica actual que el desgobierno tiene de intervenir en el sistema educativo universitario, lo que se obtiene y origina es un contexto universitario desigual e inapropiado en el que se obvia la tan anhelada igualdad de oportunidades con respuestas obsoletas y poco acordes a la realidad.

Ante las trabas y las formas de intervenir, la conclusión a la que llegamos es que el sistema educativo ceutí, no está enmarcado para los poderes públicos como un pilar esencial y de suma relevancia; los resultados, las consecuencias educativas y los supuestos progresos siguen teniendo ese revelador vértice que manifiesta y pone de relieve, de que el sistema educativo y por consiguiente, la educación, sigue dependiendo de la opinión y el supuesto saber de quienes nos gobiernan.

Lamentablemente decidir emprender estudios universitarios en Ceuta es toda una odisea que implica que quienes no dispongan de los recursos económicos suficientes tengan que sufrir directamente la exclusión socio educativa. Las facilidades, que supuestamente se destinan para lograr la igualdad de acceso al ámbito universitario, no cumplen su cometido ni acontecen ningún tipo de efecto en el acceso equitativo de los colectivos más vulnerables que desean labrarse un futuro formativo digno.

Sólo hay que observar las tasas de abandono y fracaso escolar que a pesar de ser multicausales manifiestan que las desigualdades y la vulnerabilidad de los estudiantes más desfavorecidos económicamente aumentan, profundizando en la exclusión social del sistema educativo universitario. ¿Cuáles son las respuestas gubernamentales del Sr. Vivas y compañía, hasta la fecha, para atajar los problemas de desigualdad universitaria? Pues al parecer para el Desgobierno, la solución eficiente es abonar las becas universitarias cuando el curso finaliza. La autoridad pública con su actuación y su forma de abordar la gestión de becas, deja entrever su escasa concienciación sobre la importancia de atender eficientemente a las demandas y peticiones del sector estudiantil universitario.

Desde el MDyC queremos una ciudadanía formada a la que se le garantice su derecho a estudiar y a ofrecer los pasos necesarios con los que lograr que sus objetivos educativos culminen. Para el MDyC, las políticas educativas eficientes, dignas y de calidad, son concebidas como prioritarias para el desarrollo de los intereses personales y del futuro de cada uno y una de nosotros y nosotras como personas y no olvidemos que como ciudadanía nos merecemos.