- En estos momentos de dolor por el fallecimiento del primer Presidente de la democracia, Adolfo Suárez, en primer lugar se lamenta la pérdida de un ser humano.

En esta circunstancia, además, por encima de las altas responsabilidades que detentó, ha demostrado una serie de virtudes y cualidades, que con motivo de su grave enfermedad se alejó de nosotros sin haber tenido la oportunidad de haber reconocido las muestras de gratitud hasta el final de sus días, aunque pudo percibirla cuando tuvo consciencia plena de todas sus facultades.

Pero como desgraciadamente sucede en estos casos, hasta después de la vida no llega el sentimiento del reconocimiento completo y definitivo. Personalmente no he sido de la misma ideología política del Presidente Suárez, ni soy de los que llegaron a valorar en su momento la trascendencia de su aportación a la llegada de la democracia a nuestro país. Sí es verdad que con el tiempo, tanto sus cualidades humanas y la ingente labor que realizó las llegué a reconocer, cuando las pude ver desde una mayor madurez. Hoy se reconoce la relevancia de una persona y de un político, que son paradigma del ciudadano español que ya tiene un lugar privilegiado y merecido en la historia de España, por su trabajo, inteligencia, honestidad y generosidad.

Sobre el ejemplo de Adolfo Suárez, no tendríamos suficiente espacio para hacer la relación de cualidades a destacar. Me voy a detener en las expresadas en el título de este artículo. Su patriotismo está fuera de toda duda, fue un claro ejemplo de cómo ser un buen patriota, porque con su esfuerzo y los ideales que persiguió, pretendió favorecer a todos los ciudadanos y ciudadanas de España. El inmenso amor que demostró por su país, lo demostró contribuyendo a procurar el mayor nivel de libertad y de justicia social para toda la ciudadanía, independientemente de clases e ideología, prevaleciendo en el desarrollo de su gestión la convivencia y la paz. Cuando él entró de Presidente de Gobierno, España era el único país de Europa Occidental que estaba sometida a una dictadura. Cuando salió de Presidente, nuestro país era un país más justo, con las libertades propias de un Estado democrático. España se había comenzado a transformar en un Estado moderno, respetado y valorado a nivel internacional.

Adolfo Suárez, fue un hombre valiente. Por muy grandes que fueran las dificultades a superar, nunca dejó de enfrentarse a los problemas. En estos días hemos podido visualizar en múltiples ocasiones, su entereza y actitud frente a los enemigos de la libertad, durante los tristes sucesos del 23F. Pero también me refiero a la valentía permanente, que en el día a día demostró sobre cómo llevar adelante los compromisos que había adquirido, cuando accedió a ser nombrado Presidente por el Rey y posteriormente ratificado en las urnas por el pueblo español. Fue un hombre valiente ante las adversidades personales, que desgraciadamente no fueron nimias, ante el ataque de la enfermedad a miembros de su familia. Siempre demostró una gran valentía y entereza, pero a su vez acompañado de gran humanidad y generosidad.

Junto a todo lo manifestado anteriormente, hay una cualidad que también quiero destacar y es la dignidad y decencia de Adolfo Suárez. Es otro de los atributos que nadie le puede arrebatar. Hemos hecho referencia reiteradamente a su honestidad. Fue una persona que siempre estuvo dispuesto a sacrificar sus intereses particulares en beneficio de los demás. Tenía asumido, como se ha podido escuchar en estos días, que estaba dispuesto a sacrificarse hasta si hubiera sido necesario entregar su vida, incluso exponiendo a miembros de su familia. Se me podrá decir que también ha habido muchas personas que sacrificaron su vida por nuestro país y que no ha sido el único en demostrar virtudes y cualidades, pero ahora estamos valorando a Adolfo Suárez, figura singular en nuestra reciente etapa democrática, también un símbolo de la dignidad y la decencia.

Fue un hombre que supo escuchar, dialogar, pactar, transigir. Que nadie tiene dudas sobre su fundamental contribución al establecimiento de la democracia y a la consecución de múltiples logros en los cambios legislativos de nuestro país, que nos llevaron a salir de una época de ostracismo internacional, hasta llegar a la elaboración de la Constitución, ratificada por el pueblo español y que nos catapultó a la primera línea de las posiciones internacionales.

Sin duda la labor de Suárez no hubiera sido posible sin el acompañamiento de otras personalidades de diferente ideología política, pero en el día de hoy solo citaré a otras dos personalidades relevantes, una de ellas muy cercana a Ceuta, un militar ejemplar, el Teniente General, Manuel Gutiérrez Mellado y por supuesto la decisión y el impulso del Rey de España, D. Juan Carlos de Borbón. Suárez engrandeció a España, y a su vez fue acompañado y apoyado por otros muchos ciudadanos. Pero en la convivencia de la que hoy gozamos en nuestro país, tuvo que ver mucho la labor de Adolfo Suárez, por ello pienso que el pueblo español y España entera en su inmensa mayoría, hoy, coincide en el empleo de una palabra, esa palabra se llama gratitud.