Emilio Carreira

Mientras todos vivimos con estupefacción y temor la invasión de Ucrania ordenada por Putin, Juan Sergio Redondo vuelve a exaltar las bondades del presidente de la federación rusa. No es la primera vez que le alaba y le considera un espejo en el que mirarse, pero ahora, tras ordenar el ataque contra los ucranianos, ataque que por mucho que quiera disfrazar de otra cosa el propio Putin, lo estamos viviendo en directo gracias a esa globalización que tanto vitupera el líder de Vox en Ceuta, ahora mismo, decíamos, insiste en poner a Putin como ejemplo a imitar.

Usa el supuesto patriotismo para estigmatizar a quien no piense como él y, como todos los grandes dictadores de la historia, Hitler, Castro, Franco, Mussolini, Stalin o Mao, justifica cualquier medio para defender su fin, que se confunde siempre con un período pasado de la historia en la que su país fue un imperio, un imperio que él pretende resucitar con la muerte de quien haga falta

Vamos a hacer un breve repaso de las andanzas del presiente ruso, quien ha modificado a su antojo la ley para poder perpetuarse en el cargo. Este hombre, no sólo ha acabado con las normas democráticas de rusia, sino que ha purgado con cualquier medio a toda persona que osase enfrentarse democráticamente a él: envenenamientos, asesinatos o prisión sin causa a cualquier opositor político, medio de comunicación crítico o periodista disidente. Jefe de espías de la antigua KGB y general del ejército, no tiene ninguna duda en usar todo tipo de estrategias que espantarían a cualquier ser humano normal. Usa el supuesto patriotismo para estigmatizar a quien no piense como él y, como todos los grandes dictadores de la historia, Hitler, Castro, Franco, Mussolini, Stalin o Mao, justifica cualquier medio para defender su fin, que se confunde siempre con un período pasado de la historia en la que su país fue un imperio, un imperio que él pretende resucitar con la muerte de quien haga falta, sin importar el número o la condición de las personas que deben sufrir su tiranía. Pretende imponer su “relato” por la fuerza, pero las imágenes sólo muestran su verdadera faz: es un tirano contra el que hay que defenderse. Y dicho todo esto sólo queda añadir esto otro: Ese tirano es el ídolo de Juan Sergio Redondo.

los arranques putinescos ya los tuvo durante aquella breve etapa que decía que apoyaba al PP de Vivas, tratando desde la propia institución de borrar del mapa a aquellos medios de comunicación que mostraban desde la libertad, el verdadero rostro de Redondo, y que el bautizó como panfletos

Ese ídolo del desatinado líder de Vox, pretende, entre otras cosas, desestabilizar a España, nuestra patria, pero esa parte del patriotismo se le escurre entre los dedos. Y puestos a pensar, ¿qué tal si nos imaginamos a nuestra ciudad, nuestra Ceuta, dirigida por una persona como él? Desde luego los arranques putinescos ya los tuvo durante aquella breve etapa que decía que apoyaba al PP de Vivas, tratando desde la propia institución de borrar del mapa a aquellos medios de comunicación que mostraban desde la libertad, el verdadero rostro de Redondo, y que el bautizó como panfletos. Una persona (que no personaje) incapaz de empatizar con nadie que no rinda culto hacia su idea de un nuevo imperio, ya sean personas de otras confesiones religiosas a la que él define como la oficial, periodistas incómodos o adversarios políticos, puesto que para él todos ellos y todas ellas tienen intereses ocultos, viven de lo público o están comprados. Este es su relato, el relato que pretende imponer, pero sus palabras, sean en una reunión de su partido, en las redes sociales o en cualquier lugar le contradicen. Quiere ser un Putin pequeñito, acabando con la libertad de expresión, con las legítimas diferencias de pensamiento y hasta con la libertad religiosa. Quiere acabar hasta con las más elementales normas de educación, como saludar por un pasillo cuando se cruza con alguien, porque para ser como Putin hay que dejar de hablar con el “enemigo”, como hizo el presidente ruso hace unas horas al desatender una llamada del presidente de Ucrania. Es más, hay que deslegitimar a quien ha sido elegido democráticamente y sólo hablar de él, y muy mal, por supuesto, pero nunca con él. Y lo peor de todo, es que quiere desestabilizar la ciudad, acabar con la convivencia generando odio donde antes había confianza, igual que Putin, salvando el tamaño, que pretende desestabilizar Europa, dividiendo voluntades y países, para aumentar su poder. No es de extrañar que esta sea la hoja de ruta del pequeño Putin, ya que de él parece haber aprendido todo lo que sabe.

Yo no sé si un tirano es sólo una persona perversa o además incorpora alguna enfermedad mental que le compele a hacer el mal, pero seguro que sobre todos los dictadores habrá historiales clínicos. Lo que sí sé, es que nadie que se ilustra para su acción política en un tirano, debe alcanzar el poder. La pugna democrática es legítima y deseable, porque sanea el sistema permanentemente, pero lo que representa Juan Sergio Redondo es otra cosa y la libertad es frágil como el cristal más valorado. No deberíamos poner algo tan valioso en unas manos tan inquietas.