En un artículo que salía publicado en el medio Rebelión, de Enrique Javier Gutiérrez hablando y refiriéndose al tratamiento de las migraciones desde los medios de comunicación, afirmaban que reflejaban las diferentes realidades del fenómeno a través de una práctica en la actual sociedad del espectáculo llamada el porno-drama (Emily Roenigk, Carmen Duce).

Vivimos en una sociedad que se encuentra saturada de imágenes ( repetidamente reproducida en millones de personas en diferentes contextos) que muestran desesperación y miseria extrema a través de historias concretas de personas concretas y que el público desde la pena, consternación y compasión intenta reparar a través de una donación a una ONG, obra social, desde proyectos miserablemente financiados o pensando desde el sillón una solución simple, convirtiendo así una problemática sistemática y estructural en invisible y que se perpetúa con nuestros votos y nuestra forma de vida, a sabiendas que,  en el trasfondo de la problemática, hay que enfangarse hasta el tuétano y no queremos perder nuestra comodidad ni queremos mirar de frente a la realidad que hace que dicho fenómeno, cada vez mayor, nos complique nuestras relaciones e intereses,  ni mucho menos, altere nuestra zona de confort llegando a sentir incluso un rechazo estético cuando lo padecemos cerca.

Esto está pasando de lleno con la llegada de la inmigración poniendo como ejemplo la muerte del niño sirio Aylan hace unos años y la bebé fallecida hace unos días en Canarias, en el que los medios de comunicación hicieron un drama alrededor de sus finales eclipsando lo que realmente son las casuísticas de dichas muertes y de otras miles de muertes e historias de vidas más que se suceden cada día.

Los gobiernos en complicidad con los lobbies de las corporaciones, causantes de las diferentes formas de migraciones, que tienen nombres y apellidos aunque se vea esto como demasiado confuso e imposible de llegar a conocer (Susane George "Los usurpadores") y con el flaco favor de muchos medios para reproducir un discurso superficial, donan, en condiciones de silencio y para “curar sus conciencias” a organizaciones para realizar un asistencialismo hipócrita que no soluciona y hace a su vez de freno a una inmigración cada vez más miserable en Derechos Humanos, que expolia los recursos naturales, genera catástrofes medioambientales, perpetua la trata de seres humanos, esclaviza y militariza para que lo establecido se perpetúe.

Recientemente salió el informe anual del Defensor del Pueblo desmontando los bulos lanzados contra el colectivo migrante y exponiendo lo que realmente aportan a nuestra economía, que no es poco; pero informes, documentales, tesis doctorales, etc. de ésta línea informativa no saldrán jamás en ningún medio convencional, sea local, nacional o internacional de comunicación, ni en ningún debate político, ni en tertulias de “expertos”; frente a la razón y la verdad se encuentra la maquinaria mediática que despersonaliza, deshumaniza y sintetiza hasta las estadísticas y números las barbaries a las que se ven expuestos todos los colectivos que se ven forzados a prender el perverso viaje hacia la desesperación, miseria, muerte e incluso muerte en vida desde el machaque psicológico que se eleva como última frontera cuando son capaces de llegar vivos a destinos como Ceuta, y Melilla hasta hace poco más de un año que se cerrara las fronteras con Marruecos y ahora recientemente en las Islas Canarias.

Aún recuerdo en Ceuta un día de 1995, estando dentro del Instituto Abyla donde nos tuvieron que retener y cuando aún no tenía consciencia alguna sobre lo que estaba ocurriendo, cuando estalló la primera revuelta entre migrantes que estaban asentados en las Murallas del Ángulo en la que sucedieron disturbios bastante duros y en el que, desde algún ventanal de uno de los pisos militares de la zona, se disparó "desacertadamente" hiriendo a un policía local. Desde ahí, se ha ido pasando por diferentes fechas como en 2005 y 2014 en las que sucedieron puntos de inflexión en cuanto a políticas migratorias se refiere.

Desde hace ya 25 años, las políticas ejercidas para afrontar la llegada de “personas” a la Ciudad de Ceuta y de Melilla (entre otros lugares del mundo) por diferentes motivos y de diferentes países tan sólo ha sido de retención y represión elevándose como frontera y filtro hacia el continente Europeo.

Todo ello y durante todo este tiempo, sin dejar de lado todas las barreras administrativas que se les imponen haciendo prácticamente imposible regularizar sus situaciones que hacen de freno desde el agotamiento y desesperación para que así desistan; sin dejar de exponer las miserias, humillaciones, violaciones, que tienen que sufrir en el largo camino hasta llegar a su soñada “Europa Social”.  

Por suerte, el haber vivido en primera persona durante tantos años el fenómeno migratorio, atendiendo y asistiendo a diferentes colectivos, en diferentes contextos y habiendo tenido la oportunidad de poder mirar a los ojos tantísimas historias de vida, tan sólo puedo hacer una llamada de atención a esa ciudadanía que acepta la información alejada de la realidad-veracidad fácilmente desmontable, que hay que tener la valentía de mirar de frente a una problemática que viene de lejos, que no va a parar por muchos muros que se pongan y que se intente empatizar con esas personas que tan sólo tuvieron la mala suerte de nacer en países ricos, focos de atención de ambiciosos que jamás se saciarán.

Ahora, en Canarias y viviendo de nuevo la misma situación, mismo enfoque de intervención desde los diferentes Gobiernos (i)responsables, percibiendo lo que va a suceder a corto-medio plazo, a sabiendas que los procesos son los mismos, necesitamos más empatía, más solidaridad, más dosis de realidad y sobre todo, muchísima más lucidez que nunca para poder comprender y aceptar que eso no se va a cambiar a través de la suerte ni el tiempo; que esa forma de globalización política está así establecida desde la élite del poder y ellos no lo van a cambiar siendo quienes lo causan.

En estos tiempos, habría que recordar las palabras de uno de los mayores pensadores que hemos tenido, Saramago: “El desplazamiento del sur al norte es inevitable; no valdrán alambradas, muros ni deportaciones: vendrán por millones. Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. No hay retorno para ellos porque proceden de una hambruna de siglos y vienen rastreando el olor de la pitanza. El reparto está cada vez más cerca. Las trompetas han empezado a sonar. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias.”

Así que, o empezamos a plantear otro modelo de intervención para la inmigración, forma de pensar y de mirar a los colectivos migrantes y a señalar a las verdaderas razones que las causan o estaremos abocados al conflicto cronificado y a ser quienes tengamos que vivirla en primera persona.

Antes o después, todos y todas tendremos que migrar si no hacemos frente al capitalismo insaciable que, sin tener que mirar hacia otro lado (las colas del hambre, desahucios, negligencias en residencias de mayores, incapacidad de atención sanitaria o suicidios por ejemplo) irá devorando todo lo que supone nuestra vida, y que, aunque pensemos el "aquí no llega, aquí no pasa nada" ya lo tenemos encima.

Aylan éramos todos y todas. Aylan somos y seremos todos y todas si no somos capaces de afrontar la realidad desde la humanidad.