Ilias Dris Abdennebi

Llevaba tiempo sin compartir una reflexión política públicamente, pero hoy, movido por ese sentimiento que popularmente denominamos “coraje” he decidido aparcar un momento mis apuntes de clase y mi libros para compartir con vosotros esto, porque “killo, es que me da mucho coraje”.

Vaya por delante que éste no es un artículo para pedir el voto por ninguna candidatura, quien me conoce sabe de mis ideas y en que partido milito, pero tiene que ver mucho con la campaña electoral de este 10N. España puede jactarse ante el mundo por tener una de la mas consolidada y garante democracia en todo el mundo, y un hecho incuestionable de esto es lo que hemos vivido hace unas semanas con la salida del dictador Franco de su mausoleo, además del anuncio del Presidente del gobierno en funciones en el “debate a 5” de que si gobierna se incluirá en el código penal los delitos de apología y exaltación del franquismo. Sin duda medidas que nos hacen avanzar de manera importante democráticamente.

Nuestra democracia volvió a caminar el 15 de Junio de 1977, tras 38 años de parón dictatorial, y desde entonces en España hemos elegido a nuestros representantes públicos, a nuestros diputados y estos a su vez al presidente del gobierno. En nuestras elecciones se presentan todos los partidos que así decidan hacerlo, y durante 15 días (en este caso solo 7) hacen campaña para pedir el voto, ¿y como deberían hacerlo?, pues de forma limpia, sin trampas, dando argumentos y mostrando sus bondades para convencer e intentar movilizar al electorado hacia su papeleta. Deberían buscar que su luz brille mas sin necesidad de intentar apagar las luces de los demás. De eso va la democracia.

Sin embargo, esta pasando algo muy grave en nuestro país, y es que la derecha está perdiendo el horizonte democrático. Como lo han hecho tan estrepitosamente mal durante los últimos años, y su luz no puede brillar, han decidido intentar apagar la luz de la izquierda, una izquierda imparable por otra parte.

¿Cómo lo han intentado hacer?, pues con una campaña pro-abstencionista vergonzosa bajo el lema “10N No contéis conmigo” con los rostros de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y el hashtag #yonovoto. Por cierto, sin dar la cara, sin decir quien la impulsa, aunque los hemos pillado. Unos cobardes vaya… . Este hecho me parece de una gravedad tremenda, porque va contra la esencia de la democracia, que es la participación electoral, la toma de decisiones por el pueblo, de manera plural y libre. Es un ataque directo a la soberanía del pueblo español y a la democracia, pero ¿Qué nos podemos esperar de una derecha respaldada y sostenida por la extrema derecha, aquella nostálgica del franquismo?

Son malos en la derecha, realmente malos, y en los dos sentidos del adjetivo “malos”. En el sentido de maldad, porque hay que tener maldad antidemocrática para intentar interferir en las elecciones de esta manera tan rastrera y tramposa, y en el sentido de torpes, porque los han pillado con las manos en la masa.

De esta manera buscan desmovilizar al electorado de izquierdas, porque si la izquierda se queda en casa el 10N, ganan ellos, son matemáticas básicas. Os dije al principio que no iba a pedir el voto por ninguna candidatura, pero si os voy a pedir a todos los y las progresistas, a todos los y las que cocéis el valor de vivir en una democracia y poder elegir, a los y las que queréis un país mejor, que queréis que haya juego limpio, QUE VAYÁIS A VOTAR, que no dejéis que nos desmovilicen, que no os abstengáis, porque si la izquierda se abstiene, la derecha gana. Una derecha tramposa que por si misma no tiene luz, y que quiere apagar la luz de la democracia. No lo permitamos.