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- Han pasado quince años, y son muchas las cosas que han cambiado, así como otras que habiendo cambiado no lo han hecho en la intensidad que debieran, igual que otras que siguen sin conocer cambio ni renovación.

El Rey Mohamed VI, en su última intervención, ha querido hacer un resumen de los logros conseguidos y de todo aquello que quedó sin realizar o a medio hacer. Bien dejó claro que nadie puede negar el desarrollo democrático de Marruecos, materializado en la Constitución de 2011, así como otros logros en diversos ámbitos, tal como lo certifican diversos organismos internacionales. El Rey citó como muestra de ese desarrollo que Marruecos cuenta con el puerto más importante de la cuenca mediterránea, así como la planta termosolar más grande del mundo, para mencionar acto seguido las grandes infraestructuras realizadas, tales como el poder viajar desde Agadir hasta Tánger por autopista o bien desde el Yadida hasta Uxda, conexiones que permiten una total comunicación por todo el país.

En el ámbito económico, el índice de crecimiento ha conocido una notable subida gracias a la adopción de ambiciosos planes sectoriales, como pueden ser el plan Marruecos Verde y el plan de Despegue Industrial, etc.

En este contexto el Rey se hizo la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que hemos hecho con el progreso realizado? ¿Acaso ha contribuido únicamente al incremento del nivel de consumo, o lo hemos utilizado para lograr la prosperidad compartida de todos los marroquíes? ¿En qué medida se ha reflejado este progreso sobre la mejora del nivel de vida de los ciudadanos?

El Rey contestó a su propia pregunta manifestando que el modelo de desarrollo marroquí ha alcanzado un gran grado de madurez, que permite adoptar criterios más avanzados y precisos para poder fijar el alcance de las políticas públicas, así como precisar el grado de impacto en la vida de los ciudadanos. Citó al Banco Mundial como ente certificador, al destacar que el valor global de Marruecos ha experimentado en los últimos años un alza concreta, particularmente gracias al enorme crecimiento de su capital inmaterial.

El Rey quiso destacar el valor inmaterial como uno de los criterios más modernos internacionalmente adoptados para medir el valor global de los países y empresas, dejando atrás otros “criterios” para medir la riqueza, como lo eran los recursos naturales, sobre los datos relativos al producto interior bruto, más adelante se adoptaron índices de desarrollo humano, a fin de conocer los niveles de prosperidad de los pueblos y el grado de su aprovechamiento de las riquezas de sus respectivos países.

Fue en los años 90 del siglo pasado, cuando empezó a considerarse el capital inmaterial, en tanto que componente básico de la riqueza, antes de ser adoptado como criterio científico, desde el año 2005, por parte del Banco Mundial.

Este criterio se basa en la consideración de las capacidades que no son tomadas en cuenta por los enfoques financieros tradicionales. En este contexto, se trata de medir el capital histórico y cultural de los países, además del capital humano y social que lo distingue, la confianza y estabilidad, la calidad de las instituciones, la innovación y la investigación científica, la creatividad cultural y artística, la calidad de vida y del medio ambiente, etc.

Por lo tanto, la seguridad y la estabilidad, por ejemplo, constituyen la base de la producción y de la riqueza; lo mismo que la confianza y la credibilidad que representan el pilar que estimula la inversión. Sin embargo, estas potencialidades no repercuten en el valor global de los países. En efecto, el Banco Mundial ha llevado a cabo en 2005 y 2010 dos estudios para mensurar la riqueza global de aproximadamente 120 países, entre los que figura Marruecos. El Rey quiso destacar que Marruecos ha ocupado el primer puesto a escala africana, con un margen muy amplio con respecto a algunos países de la región.

Ante este dato que no permite dudas, el Rey, se mostró extrañado, para seguidamente hacerse esta pregunta: “¿Dónde está dicha riqueza? ¿Ha beneficiado a todos los marroquíes o únicamente ha alcanzado a determinados sectores?”

El Rey se contestó asimismo con inusitada franqueza: “La respuesta a tales preguntas no necesita un análisis profundo: a pesar de haberse conocido un desarrollo palpable en Marruecos, la realidad viene a afirmar que la riqueza en cuestión no llega a todos los ciudadanos. En este sentido, mis giras a través del país, me han permitido observar algunos fenómenos de pobreza y precariedad, así como una pronunciada disparidad social entre los marroquíes”.

Ante esta situación, el Rey se manifestó en el sentido de establecer puentes de compromiso entre el Consejo Económico, Social y Medio Ambiental, en colaboración con el Banco de Marruecos y con todas aquellas instituciones nacionales concernidas, y siempre con las instituciones internacionales especializadas, para elaborar un estudio que permita conocer el valor global de Marruecos entre los años 1999 y 2013.

El Rey dijo: “El objetivo de este estudio no sólo consistirá en mostrar el valor del capital inmaterial de Marruecos, sino también la necesidad de adoptarlo en tanto que criterio básico con ocasión del establecimiento de las políticas públicas, con el fin de generalizar los beneficios de las riquezas del país a todos los marroquíes. Aspiramos a que dicho estudio pueda presentar un diagnóstico objetivo de la situación, así como unas recomendaciones prácticas que permitan promover la misma. Con el fin de que el informe final de este estudio no permanezca como letra muerta, o únicamente como materia de consumo mediático, Hemos decidido su amplia publicación, indicando al Gobierno y al Parlamento, así como a todas las instituciones concernidas y fuerzas vivas de la Nación, llevar a cabo el estudio de las recomendaciones constructivas que va a contener, obrando por su puesta en marcha”.

Seguidamente el Rey vino a pronunciarse sobre el asunto religioso, destacando la gran singularidad de Marruecos en este campo, sobre todo viendo lo que acontece en el panorama mundial. El Rey se manifestó convencido de que los últimos quince años han sido sumamente importantes por cuanto el número de reformas introducidas, que han venido a consagrar un modelo respetado a nivel internacional, y que ha tenido su basamento “En  la protección del ciudadano y de la sociedad contra los extremismos, el ostracismo y la ignorancia, a través del resguardo de las mezquitas de cualquier explotación, en consideración de que constituyen espacios para la adoración, la buena orientación y la lucha contra el analfabetismo, así como en el otorgamiento de una formación científica y religiosa ilustrada, basada en los valores del término medio y de la moderación, en el seno de la concomitancia entre la preservación de los valores islámicos constantes, el desarrollo del esfuerzo interpretativo y el espíritu de apertura, lo que hace que los valores de nuestra sagrada religión estén en armonía con nuestras opciones nacionales y con las corrientes de nuestra época”.

A continuación el Rey hizo una extensa valoración sobre la capacidad diplomática de Marruecos, destacando como valores de la misma: “Nos hemos empeñado en que el modelo diplomático marroquí se fundara sobre la confianza en sí, la iniciativa, el realismo y la eficacia, en el marco del respeto de la legalidad, la apertura, la moderación y la adhesión a los valores universales. Tales premisas hacen de Marruecos un socio eficiente, escuchado y digno de confianza y credibilidad. He aquí la distinguida posición que queremos consolidar en los diferentes niveles, con el esfuerzo constante y la participación de todas las fuerzas vivas del país”.

Por otro lado, el Rey quiso destacar las relaciones con la Unión Europea, los países del Golfo, África, etc. Haciendo un balance muy positivo.

Esto y otras muchas cosas dieron de si el discurso del Rey, Mohamed VI, para resumir sus quince años.

Desde aquí queremos agradecer la racionalidad de su gestión, siempre basada en la moderación y planificación futura, sobre todo viendo el mundo tan convulso que vivimos, un mundo en el que la religión se torna enemiga de los hombres, un mundo que pierde la consideración hacia el prójimo, una dimensión que se torna alocada y sin sentido de existencia, como vienen a demostrar los diferentes conflictos que padece el mundo, especialmente el mundo musulmán, ya sea en la sangre de los inocentes de Gaza, como la de aquellos que son ejecutados de forma monstruosa por el Ejército del Estado Islámico de Irak y del Levante, videos e imágenes que ilustran sobre los niveles de crueldad y desconsideración que puede alcanzar el ser humano.

Un momento para pensar, un momento para agradecer estos quince años de paz, ese valor tan inmaterial.