- Para corregir la deriva de la recesión y empezar a remontar la crisis en nuestro país, ha sido necesario practicar una política basada en la austeridad en la gestión de las cuentas públicas y en un proceso continuo de reformas estructurales.

Sin duda alguna, una de esas reformas importantes que ha tenido que acometer nuestra nación es la reforma fiscal. Ha sido necesario emprender varias acciones en el ámbito de la fiscalidad para equilibrar la economía de nuestro país, una economía que había quedado mermada por el despilfarro y el mal hacer del gobierno anterior.

Pese a que la bonanza de un país deriva, en su mayor medida, de las buenas decisiones que en materia fiscal tomen gobiernos responsables y consecuentes con la realidad social, también es cierto, que no se puede dejar a un lado la labor del ciudadano y de las empresas, a quienes se les exige un plus de confianza para salir hacia delante restableciendo la situación económica.

La reforma fiscal que ha llevado a cabo nuestro gobierno tiene como máxima finalidad establecer, por un lado, que España vuelva a recuperar la credibilidad y, por otro, plasmar una serie de criterios sólidos que permitan a nuestro país fortalecer su crecimiento económico y la creación de empleo.

Además, la reforma fiscal tiene como intención, sentar las bases para guiar la salida de la crisis a través de un “crecimiento económico sano”, sin desequilibrios, que permita, a través de la misma, la creación de empleo. Por tanto, estamos hablando de una reforma que en sí se constituye como un acto de “justicia social”, porque devuelve a los ciudadanos parte del esfuerzo que han tenido que realizar para salir de la crisis.

No en vano, desde las primeras semanas de enero, con el cobro de las primeras nóminas, se empezó a notar el efecto de la rebaja fiscal poniéndose a disposición de los contribuyentes, de Renta y Sociedades, renta disponible adicional por importe de 9.000 millones de euros en dos años, además de introducirse nuevas ayudas a través del impuesto sobre la renta, para familias numerosas y para familias con personas con discapacidad a su cargo.

La rebaja media del impuesto sobre la renta es de 12,5%, pero, las rentas inferiores a 24.000 euros, que se corresponden con el 72% del total, tendrán una reducción del 23,5%. Además, 1,6 millones de contribuyentes de renta dejaran de tributar, de ellos, 750.000 con unos ingresos inferiores a 12.000 euros, y también los mileuristas, que cobraron en enero el sueldo íntegro, sin retenciones.

La reforma fiscal que plasma el gobierno, también trae ventajas fiscales para los autónomos, ya que la rebaja en sus retenciones es inmediata y de mayor calado, lo que anticipa para ellos la mejora salarial que supone la rebaja del impuesto. En el año 2014 el tipo de interés del autónomo con rentas inferiores a 15.000 euros anuales se redujo del 21% al 15%. Y, para los demás casos, en 2015, se reducirá de un 21% a un 19%, y, en 2016, hasta un 18%.

Además, esta nueva reforma fiscal seguirá apostando por las empresas de nueva creación, que gozarán de un sistema de protección fiscal, con un tipo de gravamen reducido del 15% que viene avalado por la aplicación de la Ley de Emprendedores.

La reforma del impuesto sobre la renta producirá una mejora salarial considerable, ya que al pagar menos de IRPF, las nóminas se incrementarán y los ciudadanos dispondrán de más dinero en sus bolsillos. También, esta mejora se traduce en más poder adquisitivo que estimulará el consumo de manera que nuestra economía va a seguir creciendo, creando puestos de trabajo y generando ingresos tributarios para sostener nuestro Estado de Bienestar.