- Excelentísima señora consejera Susana Román, le escribo desde la indignación, la impotencia y desde la más absoluta tristeza.

Pero a pesar de este cúmulo de sensaciones, mi carta será siempre desde el respeto, las buenas formas y sobre todo desde la gran educación que me han dado mis padres y que yo intento trasladar a mis hijos. Me dirijo a Ud. como Excelentísima por el cargo que ostenta y al que se le presupone cierta responsabilidad y respeto a la ciudadanía en general, estén necesitados como yo, o no.

En nuestra casa ha existido siempre mucha necesidad y nos han faltado muchas cosas pero siempre ha sobrado la vergüenza, la educación y el respeto. Ese mismo respeto que usted me merece y que yo le voy a guardar en esta carta, dirigiéndome a usted con toda la educación del mundo pero con absoluta franqueza. Una de las grandes diferencias que hay entre usted y yo es que usted es un cargo que representa y se debe a la ciudadanía, cobrando por ello más de 3.000 euros y yo soy una ama de casa en paro, sin ningún ingreso que se debe a su familia y lucha por ellos a diario. Pero esto del sueldo no deja de ser más que una “anécdota graciosa” de esas que a usted le gusta tanto.

Soy una de las muchísimas personas que optaban en la Lista de Admitidos a una vivienda que ustedes, esta vez, han decidido sortear. Y le voy a narrar otra “anécdota graciosa”: Soy madre de dos hijos (que son mi vida). Mi marido y yo (ambos en paro) vivimos en casa de mis padres desde hace 7 largos años, desde que mi marido y yo nos quedamos en paro. Sobrevivimos todos gracias a una pensión no contributiva de 300 euros por la invalidez de mi padre, que es nuestro gran héroe, ese sí que merece el tratamiento de Excelentísimo con todas las letras. Mi marido trabajaba como peón de albañil pero desafortunadamente se quedó en paro. No vivimos de los servicios sociales, ni queremos vivir de ellos porque mi marido y yo, tenemos la esperanza viva de encontrar algún empleo en esta ciudad tan castigada por el desempleo. La única vez que acudí a Servicios Sociales fue para que me ayudaran a pagar un alquiler y me dieron la negativa al no contar nuestra unidad familiar con ninguna fuente de ingreso (palabras textuales).

Por lo tanto, mi marido, mis hijos y yo, no pudimos “independizarnos” e irnos de casa de mis padres. La única esperanza que nos quedaba como una llama viva, era que pudiéramos optar a una de las 317 viviendas de Loma Colmenar. Sobre todo para que mis hijos dejen de aspirar humedad para que no se les agrave su bronquitis y dejar de estar todos hacinados en casa de mis padres. Fíjese UD. Señora Román qué “anécdota más graciosa” tengo como situación. Yo no sé si usted ha dormido alguna vez hacinada en un cuarto con sus hijos, también desconozco si sus bronquios están afectados por la humedad. Tampoco sé si de la noche a la mañana se ha quedado sin hogar por haberse quedado en paro, tal vez si hubiera vivido estas situaciones se abstendría de hacer bromas de mal gusto desde un cargo institucional cuando están en juego las necesidades de las personas.

Me asaltan muchísimas dudas Señora Román en cuanto al sorteo y todo lo que rodea al mismo. Me cuentan que había un Notario dando fe del mismo. ¿Cómo a un notario se le puede escapar la situación de que una misma persona es agraciada con dos casas y aparece en dos listados diferentes y sale su nombre dos veces?. En esos bombos, Sra. Román no solo iban números, había dentro esperanzas, ilusiones y vidas. No había ninguna “anécdota graciosa”. Su comentario, fuera de lugar y faltando al respeto a miles de personas ilusionadas, lo podría haber realizado en la intimidad del salón de su casa, en un bar con sus amigos pero cuando usted representa a una institución y habla en nombre de un Gobierno, las bromas con las necesidades sobran como la sal en una herida. Usted que es ahora tan defensora de un sorteo por su limpieza y justicia, ¿Por qué UD. no sorteó todas las promociones de viviendas adjudicadas cuando era la responsable del área? ¿Por qué su gobierno no sorteó la Promoción de Patio Páramo y el Hacho? Y cuando usted pertenecía al GIL, ¿Por qué no aconsejó al Sr. Sampietro que sorteara la Promoción que hay enfrente del Eroski?

Les planteo una idea Sra. Román, a la hora de nombrar consejeros, dígale al Sr. Vivas que meta su nombre junto a la de todos los afiliados y simpatizantes del PP que quieran optar, en un bombo. Que un notario proceda a sacar los nombres de los futuros Consejeros mediante sorteo en lugar de capacitación, aptitud y méritos porque como usted dice, el sorteo es la medida más justa y más limpia. Así, toda la ciudadanía quizá podamos asistir a una verdadera “anécdota graciosa” y reírnos todos juntos.