- Desde 1992 se celebra del 1 al 7 de agosto, en más de 170 países, la Semana Mundial de la Lactancia Materna, con la cual se conmemora la Declaración de Innocenti formulada por la OMS y UNICEF en agosto de 1990, con el fin de promover y respaldar este tipo de alimentación natural.

Son de sobra conocidas, por diversos estudios, las ventajas físicas y psicológicas para el bebé (y para la madre) más allá de su alto valor nutricional y de la mejora de su sistema autoinmune. Es por ello que el Colegio Oficial de la Psicología de Ceuta (COPCE) se suma a la recomendación de estos organismos de dar el pecho a los bebés durante, al menos, los seis primeros meses de vida y todo el tiempo que sea posible, por varias razones.

Por un lado, esta lactancia refuerza los vínculos afectivos materno-filiales en mucha mayor proporción que los establecidos con niños alimentados sólo con leche industrial, pues sostenerlos en brazos y amamantarlos del propio cuerpo de la madre les ofrece una sensación de seguridad, confort y continuidad de sus vidas, antes y después del nacimiento, que les permite crecer con mayor autoestima y apego seguro, y forjarse así una personalidad más autónoma, independiente y confiada respecto al mundo y a los demás. Así mismo, con el contacto visual materno, los bebés comprenden que son amados y protegidos a medida que se adaptan a este nuevo mundo, lo cual jugará un importante papel durante los siguientes años de su desarrollo psicoemocional.

De otro lado, muchos estudios también han demostrado que la leche materna es el mejor alimento para el cerebro del bebé, pues contribuye por sí sola a mejorar su desarrollo cognitivo e intelectual, de modo que los niños amamantados por sus madres durante más tiempo, puntúan más alto en los tests de inteligencia que los alimentados con productos lácteos industriales. Por último, respecto a las madres, se ha comprobado que mientras amamantan a sus bebés, se liberan en ellas hormonas, la oxitocina, que promueven los comportamientos propios de la maternidad (como el amor, las atenciones y los cuidados).

Es por todo ello que estamos a favor de la lactancia materna, también respecto a las últimas polémicas vertidas en las redes sociales sobre la adecuación o no, sobre la moralidad o no, de amamantar a los bebés en lugares públicos cuando éstos lo necesitan, pues además de los comentados beneficios físicos y psicológicos para ellos y sus madres, y la manera en que la naturaleza nos dotó para la supervivencia de la especie, no hay quizás más bello ni natural acto de amor, a nuestro juicio, que la imagen de una madre amamantando a su hijo.