La inauguración de esta nueva legislatura ha tenido una serie de peculiaridades en comparación a lo ocurrido en anteriores ocasiones. La principal de ellas, a mi modo de entender, es que el Presidente del Congreso, Patxi López, pertenece a la fuerza política que lidera la oposición, el PSOE. No voy a entrar en las anécdotas, pero sí incidir que es un Parlamento inclusivo, donde nadie es más que nadie, y con el respeto que corresponde a la diversidad de nuestro país, a sus ciudadanos, el acatamiento de las normas y la legalidad constitucional.

Es normal que desde el primer día surjan discrepancias y diferentes planteamientos, es algo legítimo. El Parlamento tiene que ser vivo. Como ha dicho el Presidente del Congreso: “Juntos ahora debemos saber gestionar las discrepancias. Buscar más lo que nos une que lo que nos separa”. Al final, lo importante, es que las decisiones adoptadas repercutan favorablemente en la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Todos quisiéramos que el grado de coincidencias y los resultados de las conversaciones fuera el más favorable, y se llegara rápido a las conclusiones. Ahora bien, la democracia tiene sus tiempos, hay que pasar un proceso. Esperemos que el desarrollo de los acontecimientos sea breve, pero ante todo tenemos que tener confianza y seguridad en las instituciones. Al final, personalmente pienso que se llegarán a acuerdos para la formación del próximo Gobierno.

Estamos en la fase del proceso donde lo que procede básicamente es dialogar. Determinadas exaltaciones y acusaciones, por las propuestas que se producen, con todos los respetos, pienso que nos alejan de las soluciones que corresponden en este momento. Todos los diputados y diputadas tienen la legitimidad, que les ha otorgado las urnas y sus electores, para plantear lo que consideran mejor para sus objetivos y los ciudadanos, por supuesto, también los demás a realizar las críticas que estimen.

Las decisiones de Pedro Sánchez, según mi opinión, están siendo llevadas a un extremo por determinados grupos, que no corresponde a las intenciones del líder socialista. Tiene el derecho y la obligación de hablar con quien considere y de lo que estime necesario, si con ello facilita y favorece una mayor inclusión de los nacionalistas independentistas. Eso no quiere decir estar de acuerdo y a favor de las tesis que defienden. El primer partido que manifestó públicamente su apoyo al Gobierno del Sr. Rajoy fue el Partido Socialista.

Pedro Sánchez está siendo valiente y moviéndose para desarrollar su propuesta de Reforma Constitucional. Entre la ruptura independentista y el inmovilismo del Presidente del Gobierno en funciones, como ha manifestado el Secretario General del PSOE, está cumpliendo con la obligación que le corresponde por su responsabilidad. Hay a quien se le olvida, que le fue otorgada por los militantes socialistas en el congreso donde fue elegido. Es el líder para comprometerse y responsabilizarse en la necesidad de encontrar las mejores soluciones, que favorezcan la principal razón de ser del Partido Socialista, conseguir lo más favorable para España. Hasta ahora, Pedro Sánchez, no ha dicho, ni ha hecho nada, que vaya en contra de la unidad e integridad de nuestro país.

Hablando de tiempos, esta semana, Su Majestad el Rey tiene una agenda de reuniones con los representantes de los grupos políticos, con los que intercambiará impresiones de cara a la designación del candidato a proponer para la investidura a Presidente de Gobierno. Es cierto que a la ciudadanía le preocupa con premura, la solución a los problemas que le afectan de cerca, como son los problemas del paro, la educación, las pensiones, la reforma fiscal…

El PSOE ya ha planteado sus iniciativas sociales en el Congreso, algo que también han hecho otros grupos políticos. Hay que respetar los tiempos, pero encima de la mesa del Congreso están los principales problemas que preocupan a los españoles. Como manifestó su Presidente, Patxi López, con el diálogo y el entendimiento llegaremos a las soluciones.