Ramón Rodríguez Casaubón-2
Ramón Rodríguez Casaubón

Ni Podemos, ni Pablo Iglesias, ni quien suscribe quiere destruir la democracia. Ni desde dentro, ni desde fuera. Queremos disfrutar de una democracia real y equitativa, desde dentro y desde fuera. Participar de los valores democráticos que definen las estructuras internas de una sociedad manifestándose en las costuras externas que las mantienen unidas. Conformando una sedosa realidad donde desde la armonía la lucha por la justicia social deje de ser el objetivo por haberse alcanzado.

¡Por eso son tan importantes las elecciones de mayo en la Comunidad de Madrid!

Se enfrentan dos formas de entender la vida, poner a la gente en el centro o centrarse en aprovecharse de la gente.

Saltando al terreno de juego que nos ocupa, en el estadio 4M de la Comunidad de Madrid, la jugada ha salido hasta cierto punto, pues la trayectoria del balón pasó desde Garzón, hasta Santiago para ser finalmente recogido por Pablo Iglesias. Si bien es cierto que Pablo Iglesias es Pablo Iglesias. Demostrando poder jugar desde defensa a delantero e incluso ser entrenador si es necesario.

En el caso que nos ocupa sacrifica la Vicepresidencia segunda y un Ministerio por conseguir mantener, afianzar e incluso aumentar el espacio político de Unidas Podemos. ¿Existe algún ejemplo de compromiso mayor con un proyecto social que el que ha dado Iglesias? ¿Algún otro político o política ha hecho algo parecido?

La teoría de la derecha de que Iglesias exigirá ser el número uno, aunque no gane, poca credibilidad tiene. Primero por proceder de quienes proceden, “los cajas B de M.Rajoy” también conocidos por “los yo de mayor quiero ser Vox”.

Y segundo porque son los mismos que lanzaron las teorías bolivarianas, venezolanas, de que Iglesias solo quería sillones, de que el macho alfa iba a colocar a Irene de sucesora, de los mil millones de supuestas maldades judiciales (todas archivadas o desestimadas, ¡todas!). Las investigaciones judiciales contra Podemos han tenido idénticas consecuencias, demostrar que Podemos es el partido más limpio y honesto con diferencia. Y para darse cuenta de eso solo hace falta una Neurona.

Casado debe de estar encantado constatando como ha saltado al terreno de juego madrileño Pablo Iglesias. No hay más que ver la expresión de su cara estos días. La de Ayuso es la misma de siempre, la de enajenada matona busca bronca. Por si no tuviera bastante con esto, ya ha tenido que ver a Ayuso haciendo lo que hará durante toda la campaña, vanagloriarse de ser fascista y tender la mano a Vox, para luego tener que ir al Congreso diciendo que son centro derecha. Más bien el Centro de la ultraderecha.

Pablo Iglesias es “un vago redomado” según Cuca Gamarra. Pues nada, tranquilos en el PP que se quedará la campaña electoral viendo series. ¡Ironía! Sigan temblando PPVOX La señora Monasterio dice que ahora es cuando se va a divertir. Con un poco de movilización de la gente efectivamente se divertirá.

El PP aterrorizado denuncia a Iglesias ante la Junta Electoral Provincial de Madrid.

¡Cuánta incongruencia que realmente no es más que la somatización del pánico que las derechas, ultra y aún más ultra, madrileñas y españolas (recordemos la ayusada: “Madrid es España dentro de España! ¿Qué es Madrid si no es España?”) sienten ante la revolucionaria verdad de Iglesias!

En cuanto a análisis hormonales solo indicar que antes de llegar Iglesias la opción era Ayuso-Monasterio continuando e implementando el fascismo, tardofranquismo y demás ismos totalitarios existentes.

La respuesta de Más Madrid no sorprende a nadie salvo en las formas y el airado contenido de la misma en algunos momentos concretos.

Sin ir más lejos la propia Virginia Pérez Alonso (Público) en “La Noche en 24h” comentó: “apelar a la testosterona cuando está dejando en su puesto o al menos enfilada para ocupar su puesto a una mujer como Yolanda Díaz, está dejando a Ione Belarra como Ministra de Asuntos Sociales… a mí me parece como mínimo desafortunado apelar a esa testosterona aun entendiendo la postura de Más Madrid” La testosterona parece que viene desde el lado de Iñigo Errejón. Pero esto ni es importante ni es relevante. Hay que defender la unidad frente a la ultraderecha y respetar la posición de Más Madrid.

No nos queda más que ponernos a trabajar por conseguir que una persona con testosterona o progesterona, o con las hormonas que sean, pero progresista, desbanque a Ayuso y Monasterio.

Y no debemos olvidar que el principal artífice del tándem ultraderechista no es sino Ciudadanos, así que justicia poética es lo que ha sufrido el señor Ahogado, perdón Aguado.

El sistema más proporcional de nuestro país, el que menos castiga la ley d'Hont, es el de la Asamblea de Madrid. Con lo cual, superando el 5% habrá representación. Y las encuestas previas al golpe de efecto maestro de Pablo Iglesias colocaban a Unidas Podemos por debajo de este porcentaje.

Pablo ha tenido una visión, más que visión una perspectiva orgánica. De partido. Nada personalista, ni narcisista, ni llena de testosterona.

Para muchas el PSOE tiene arrinconado a Podemos. La jugada de Iglesias clarificará el contexto actual de las izquierdas, o supuestas izquierdas en el caso del PSOE, y permite a la vez garantizar, a priori, la presencia de Podemos en la Comunidad de Madrid. Insistimos en que para ello hay que llegar al 5% de los votos. Antes de esta decisión nadie se atrevía a firmar ese 5% para Unidas Podemos. Ahora parece evidente que se superará ese porcentaje y con creces.

De paso Pablo fomenta un nuevo liderazgo con Yolanda Díaz. Aunque aquí aparece una pregunta que pudiera resultar inquietante ¿por qué el PSOE aprecia tanto a la Ministra de Trabajo? El PSOE lleva ya décadas demostrando que es un partido rentista, y el actual aún más si cabe. ¿Qué rentabilidad puede obtener de potenciar la figura de Yolanda? ¿Tal vez piensen que su ganancia está en que Pablo salga de la ecuación? Me voy a permitir recomendar una serie política, algo diferente a “Baron Noir”, al señor Sánchez y muy encarecidamente al señor Redondo, “La víbora negra” (“Black Adder”).

Las elecciones madrileñas marcarán no solo el final de esta legislatura, ya sea dentro de un año o cuando se agote la misma, sino muy especialmente la próxima. Creíamos que las elecciones catalanas serían las que colocarían o descolocarían las piezas del tablero político nacional y ahora va a ser Madrid quien lo haga.