Opinión

El valor intrínseco de la información

Antonio Gil Mellado / Imagen de archivo
Antonio Gil

Hoy en día está muy generalizada ‘la media verdad’, lo cual nos puede resultar demoledor cuando la aceptamos sin rechistar. Quedarnos con lo primero que percibimos, la impronta sobre una información puede resultarnos muy costoso, sin embargo, la realidad nos dice que, mayoritariamente, lo que prevalece es eso, el titular; generalmente formando prematuramente la idea de lo que acontece, sin entrar a valorar el fondo, el contenido, que es lo que realmente importa.

Llamémosle falta de tiempo, de hábito o de costumbre; en cualquier caso, está mal no dedicar el tiempo que sea necesario para informarnos adecuadamente y no caer en errores o, lo que es peor, ser las víctimas propicias de mal intencionados manipuladores. Por tanto, es muy importante dedicar el tiempo que sea necesario al ejercicio de valorar y contrastar la información que nos interesa porque de ella dependerá que la mayoría de las veces, estemos informados o simplemente engañados.

No vale de nada exponernos sin necesidad, sólo por no invertir unos minutos en saber más sobre lo que ocurre y así poder tener un conocimiento preciso; de no hacerlo así, será como no saber nada. No solo lo digo porque soy consciente de que la ‘media verdad’ se esté utilizando en nuestros días desproporcionadamente para confundir a la gente, (por eso digo lo de dedicar tiempo a cotejar e informarse) lo digo porque muchos se atreven a teorizar sobre cuestiones de las que no tienen los conocimientos o la información necesaria y lo hacen casi sentando cátedra para mal de quienes los creen.

Hay ejemplos por doquier, en todos los campos. A mí me llama la atención aquellos que identifican los problemas existentes en nuestro país con problemas relacionados con una sobrepoblación; al mismo tiempo meten en el saco a la España vaciada, la baja natalidad, el desempleo, la necesidad de importar mano de obra, los problemas que tiene el sistema actual de pensiones para seguir haciendo frente a sus pagos, etc.

A esto lo podríamos calificar como un auténtico batiburrillo cargado de titulares, donde cualquiera se puede perder fácilmente y, donde, sin el preceptivo análisis, conocimiento y ordenación, nada tendría sentido.

A dar soluciones a los problemas de nuestro país, ya lo ven, cualquier atrevido se puede animar; tienen donde escoger, desde aumentar la población con inmigrantes a, no se lo pierdan, manifestar que hay que aumentar la edad de producción sin límites o, lo que es peor, lo de la responsable política canaria que dijo públicamente que los mayores “son un estorbo”. Sin duda, esta criatura no tenía en muy buena estima a sus desgraciados progenitores.

Creo que sólo este pequeño ejemplo sobre ese batiburrillo nos pude dar una idea de lo que conviene hacer antes de sacar conclusiones. Formarse una idea lo más exacta posible de las cosas requiere una pequeña dedicación; merece la pena, no sólo para hablar con propiedad, sino para que nadie se confunda, ya saben. Hay que vencer la apatía o falta de estímulo. Reconozcamos la importancia que tiene el valor intrínseco de las informaciones.

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