Son muchas las voces que desde el agradecido entorno del Partido Popular ceutí se alzan para rendir culto a los quince años de gobierno del Sr. Vivas. Pero para ser honestos y dejando a un lado esos agradecimientos que se escapan de toda lógica,aclamar a su persona significa alabar al tiempo estos tres lustros de gestión política que alejados de satisfacer las demandas de los ceutíes se han centrado en maquillar la realidad que acusa nuestra sociedad.

Negar que la política del Partido Popular entraña una más que nefasta gestión es de una evidencia extrema incluso para quienes a golpe de pecho, haciendo alarde de esa acérrima e infundada lealtad que caracteriza a su “grupúsculo de palmeros”, se empeñan en seguir defendiendo a capa y espada, uno tras otro, los múltiples atropellos que tan desproporcionadamente la ciudadanía ceutí viene acusando.

Mientras hay quien prefiere hacer balance positivo aludiendo a cuestiones primordiales como las distinciones por calidad otorgada a nuestras playas, que por supuesto no son extensivas a todas ellas, a mi me resulta mas conveniente y acertado aludir a otras que evidencian que tras este largo e insostenible periodo de mandato se esconde una pésima e insolidaria gestión, que eso sí, ha dado sus frutos… Desigualdad, desempleo, exclusión social, incremento del índice de fracaso escolar, fragmentación entre clases sociales, niveles de pobreza extremos, desahucios, un evidente retroceso en nuestra calidad de vida y un largo etcétera que parece no afectar a los ya acostumbrados a vivir bajo el paraguas del amparo incondicional.

Mientras continúe la función y sigamos siendo títeres en manos de los que impunemente y sin ningún sentido de responsabilidad ética hacia nuestro futuro, llevan más de una década haciendo y deshaciendo al margen de los intereses ajenos, la precariedad social y laboral seguirá llamando a las puertas de muchos hogares ceutíes que continuarán sintiendo de lleno la inacción de un gobierno que deja patente una tremenda brecha social de desigualdades, azote y castigo de los que aún hoy, inexplicablemente, esgrimen sonrisas llenas de sarcasmo ante la cruda realidad del deber inacabado.

Señores y señoras del partido popular, el carnaval ya ha terminado, va siendo hora de retirarse las mascaras que esconden ese cinismo insoportable.