diada
Foto: Rtve.es

Javier Ángel Díez Nieto

A veces los días festivos dedicados a las comunidades y ciudades autonómicas, como nos pasa en Ceuta, se resbalan sobre su verdadero significado, cambiando su identidad y trayendo voces con significados diferentes. Esto es así, aunque muchos piensen que nada pasa. Pero lo que sucede con ello, es que se mezclan tiempos y deseos contrarios a aquellos para los que fueron instituidas, convirtiéndolas en caóticos voceríos mostrando otras cosas. De esta manera actualmente empiezan a aparecer ciertas y pensadas ideas políticas, anunciando nuevas identidades que nada tienen que ver con la verdadera historia de las ciudades y regiones. Porque con estos cambios buscan otras interesadas finalidades políticas, permitiendo que sordos rencores nos arrastren hacia confrontaciones y enfrentamientos ya pasados, olvidados y superados.

Dicen que la Diada reunió, según la guardia urbana un millón de manifestantes (La policía local de Colau, ya nos tiene acostumbrados a sus cifras aumentadas), otras fuentes los contabilizan en unos 400.000. Bien calculemos algo intermedio es decir sobre unas 700.000 personas. Ahora analicemos como se les convoco, porque esto es algo que en mis tiempos de universidad en Lejona (Bilbao) ya manejábamos aquellos que éramos un poco rebeldes, aunque hay que reconocer que el gobierno catalán ha superado dicha estrategia utilizando su extraordinario poder de coacción y dinero.

Pero empecemos analizando los pasos de la preparación como lo hacíamos hace tiempo. Primero se distribuían los espacios que se debían ocupar señalando los grupos que debían ocuparlos. La segunda fase era comunicar a todos los estudiantes, clase por clase personalizándolos, si querían unirse y donde debían reunirse, en caso de que esto no fuera así serian rechazados por todos los demás Esta invitación personal permitía que voluntariamente todos ellos se apuntasen si no querían ser aislados de los demás. Y finalmente el día señalado se distribuía a los convocantes estratégicamente en los lugares donde los estudiantes debían reunirse, contabilizando quienes estaban o no.

Esta es, ni más ni menos, la estrategia utilizada por los independentistas catalanes, quienes utilizando su poder distribuyen por zonas el lugar de la manifestación, luego se exige que cada alcalde o autoridad administrativa se lo ofrezcan a los funcionarios de los diferentes organismos oficiales, es decir el parlamento catalán, los ayuntamientos y demás centros institucionales bajo su dirección y gobierno de los que depende su sueldo. Lógicamente los empleados y funcionarios se apuntan a ello sin dilación alguna por si acaso, y no solo ellos sino que se llevan a toda su familia, ya que saben que los comisarios políticos estarán pendientes de su presencia. De esta manera se aseguran cuanto menos la presencia en las calles de Barcelona de más de 400.000 personas. Y no nos engañemos la ANC, Ómnium, CUP y CDR utilizan esta estrategia de coacción. Luego la Diada tal como está diseñada siempre sea un éxito para ellos.

De esta manera, que no de otra, la actual Diada catalana con su ficticio triunfo se muestra excluyente buscando el resurgir de enfrentamientos a lo que algunos consideran la mano cruel de la democracia española y que según ellos les oprime. Porque en ella, en esa manifestación popular, muchos intentan olvidar sus raíces intentando que el antiguo condado de Aragón pierda su historia, convenciéndoles de que han sido nación independiente desde el duque de Anjou y que simplemente fue una guerra de sucesión entre los Austrias y los Borbones por la monarquía española. Sin embargo, la verdadera historia, pasando por encima de ellos, siempre desmentirá este hecho

Pero…estamos donde estamos y con estos iluminados gobernantes catalanes, que solo quieren pasar a la historia como los fundadores de un nuevo orden territorial, aldeano y excluyente, el enfrentamiento de los ciudadanos es cada vez más evidente. Pero lo peligroso es la fragmentación que están consiguiendo en la sociedad catalana, con sus ángeles anunciadores de la ANC, Ómnium, y CDR, que a modo de juventudes hitlerianas están capitalizando las calles de sus ciudades. Y todos sabemos por la historia reciente, lo que sucede cuando estos iluminados grupos dominan las calles de las ciudades con apoyo de sus gobernantes, que como nuevos mesías les dirigen.

Por cierto, esta antigua estrategia estudiantil también es aplicable a las urnas, solo que entonces se llama clientelismo político que suena más dulce.