La campaña electoral que estos días estamos viviendo adolece de manera genérica de un apoyo explícito y contundente al trabajo autónomo en nuestra ciudad. Y este apoyo no sólo es necesario porque seamos la autonomía con mayor bajada del empleo autónomo en toda España, sino sobre todo porque los autónomos vertebran la economía local junto con las PYMES y suponen la principal vía de expresión del emprendimiento.

Las vías por la que nuestros políticos deben apostar por el trabajo autónomo no se han de limitar a meras declaraciones institucionales o a simples eslóganes en campaña, sino que deben ser recogidas en algo más más tangible y práctico.

Por una parte, la primera acción genérica debe producirse en la medida en que la ciudad no desarrolla ni favorece la actividad de las empresas privadas en general, ya sean autónomos o PYMES. Esta vía política de la constante municipalización de servicios y actividades, de la constante transformación en público de cualquier nicho de actividad económica debe abandonarse. Nuestra economía local debe ser, ante todo, una economía del sector privado, y eso se consigue con un cambio de las políticas seguidas hasta la fecha. Poner en manos del sector privado la enorme estructura pública es la vía más directa y decidida para que los autónomos y las empresas tengan un modo de crecer y generar empleo.

Por otro lado más concreto, actualmente existen ayudas generales para la digitalización, inversión o mantenimiento del empleo, pero no existen ayudas específicas para los autónomos. Es imprescindible que la sangría de la actividad autónoma en nuestra ciudad tenga una respuesta más contundente, con estímulos y ayudas económicas directas a los autónomos para que podamos recuperar lo perdido en estos últimos años seamos capaces de remontar.

En definitiva, Ceuta y su política deben empezar a reaccionar apoyando sin fisuras a sus autónomos porque es una vía más de generación de riqueza, actividad y empleo, y esta campaña electoral debería ser el primer escaparate de esa respuesta.