Discutir sobre lo obvio es cansino y agotador. Amén de que te restaenergías, no aporta nada porque cada uno es hijo/a de su padre y de su madre y si no quiero ver o no puedo ver lo evidente, ¿qué más da?

Que la monarquía española es cuanto menos "dudosa" es obvio. Por mucho menos hay gente en la cárcel...y lo sabemos todos.

Que si en vez de llamarse Jordi Puyol se llamase Antonio Pérez, estaría enel módulo 4 de la Modelo, lo sabemos todos. (Pero como Jordi puede mover las ramas del árbol...)

Que Pablo Iglesias (con su dinero...), decepcionó a muchos por hacer lo que tanto criticaba, lo sabe hasta Irene Montero.

Que el PP tiene más casos de corrupción que granos de arena la playa es otra obviedad.

Que el PSOE es más falso que los zarcillos de la Contenta (famosa en Jerez) lo sabe hasta el de la esquina del mercado que vende cupones

Que Messi es de otra galaxia y el mejor futbolista del mundo lo sabe hasta el madridista más recalcitrante.

Que Vox es un partido homófobo y racista lo sabe hasta el cuñado de Abascal.

Que el VAR siempre será más condescendiente con Madrid y Barca lo sabe hasta  mi perro cuando ve el fútbol conmigo.

Que no puedes darle a la gente la responsabilidad de gestionar una pandemia porque somos (yo el primero), una banda de irresponsables es otra evidencia.

Llegados a este punto, ¿para qué discutir sobre política, políticos, reyes, princesas, Corinas, fútbol, etc? Sí, para distraernos y poco más.

¿Qué queda entonces? El amor.

Y no me refiero solo al amor de pareja, quizás el más débil de los tipos de amores (opinión)

Me refiero al amor por tu familia, padres, madres, hermanos, sobrinos. Esos hermanos a los que puedes ver sin darle mayor importancia pero que no están enfermos en un hospital.

Esos padres a los que muchos tenéis la oportunidad de poder ir a ver...de poder comer con ellos, sin darle importancia, sin pensar que algún día no estarán.

Esos amigos, ay, los amigos. Esos amigos que algunos tenemos la suerte de querer como a hermanos, esos que sabes que no te fallarán, que estarán, con los que podrás discutir y enfadarte, pero que te dicen te quiero con naturalidad.

Esa pareja, amiga, amante con la que vives momentos mágicos, con la que te sientes especial, con la que disfrutas al mirar, con la que abrazas sin condiciones, con la que momentos banales puedes convertirse en recuerdos vitales. Esa persona que no sabes si estará mañana, pero que hoy sí está.

Ese perro, gato, tortuga o pitón. ¡Qué más da! Ese amor tan incondicional que jamás encontrarás nada igual. Esa mirada sana, limpia, pristina.

Lástima que tenga fecha de caducidad, porque es un amor tan puro que duele.

Así lo veo yo, será que tenemos el día tonto.