Hace unos días terminé de ver una serie, "Unabomber", sobre una persona que envía cartas bomba para asesinar a personas expresando su rechazo a tanta tecnología. Basada en hechos reales, me decepcionó un poco pero me dejó reflexiones interesantes.

Hace unos días terminé de ver una serie, "Unabomber", sobre una persona que envía cartas bomba para asesinar a personas expresando su rechazo a tanta tecnología. Basada en hechos reales, me decepcionó un poco pero me dejó reflexiones interesantes.

Partamos de una pregunta: ¿Somos más libres gracias a la tecnología o esta nos hace más esclavos? Como dicen los expertos, no hay cosas malas o buenas "per se", todo depende del uso que le demos: no es lo mismo jugar a la play una hora al día que siete.

El 31 a mi hermana Carmen y a mí, nos dio por mirar edades de los famosos. Es fantástico que a un simple golpe de click podamos saber la edad de Brad Pitt, la capital de Tanzania o qué actor sale en 300. Y así con infinidad de cosas pero, ¿qué precio pagamos por ello?

Hemos depositado en un artilugio de 15x7 gran parte de nuestro bienestar. Esas décimas de segundo en las que creemos que hemos perdido el móvil... asusta, ¿Verdad? Media vida ahí.

Decimos que el móvil es maravilloso para cuando hay una urgencia, pero no recuerdo que mi padre llegara tarde al parto de sus hijos. Decimos que sin Google Maps sería muy difícil viajar pero antes llegábamos a los sitios igual. (Preguntábamos...) Decimos que los niños deben llevar móvil al cole por si pasa algo, pero mis padres siempre venían a recogerme si me ponía enfermo.

Y así con infinidad de asuntos que no vienen sino a reafirmar una verdad impepinable: las necesidades se crean. ¿Cree usted que no podría vivir sin Facebook? Se equivoca, antes lo hacíamos. ¿Si eliminaran WhatsApp cambiaría su vida? Lo dudo.

¿Qué precio, creo, que estamos pagando por todo esto? Para empezar estamos pagando con nuestra salud, desde la vista a la que estamos haciendo polvo con tanta pantallita a la salud mental con tanta adicción, porque sí, somos adictos, desde que nos levantamos por la mañana y lo primero que hacemos es mirar el móvil hasta que contestamos a un WhatsApp conduciendo (estoy generalizando...hay gente que no).

Antes tu novia te decía a la cara que te deja, ahora te deja por WhatsApp; antes los niños jugábamos con una lata en la calle, ahora se apoltronan en el sofá venerando ídolos falsos, siluetas retocadas, caras con filtro, llegando incluso al suicidio por no parecerse a unos "influencers" que, de no existir las redes sociales, serían los bufones del recreo; antes llamábamos periodista a Matías Prats, ahora a María Patino; antes llamábamos cantante a Rocío Jurado, ahora a Leticia Sabater, antes la guapa era guapa recién levantada, hoy la guapa tiene un bono esteticién, antes las fresas sabían a fresas, ahora es otra cosa, antes era "todo a cien", ahora es "todo a 1 euro".

No, no crean que hago una defensa a ultranza del "antes", hay cosas, muchas que me parecen mejor ahora, solo digo que el precio a pagar por el "ahora" está siendo muy alto. Parece que preferimos mirar hacia otro lado, calentamiento global aparte, antes de mirarnos  y ver el daño irreparable que estamos causando.

Recuerde: las necesidades se crean, y no por casualidad, el 90% de las cosas que hoy creemos fundamentales hace no mucho no existían y vivíamos...

Felices Reyes Magos.