S. J.
Decía Ángela Merkel ayer que "estamos pasando por la situación más dura desde la segunda guerra mundial"

Ayer Italia decidió alargar, mínimo, hasta el 3 de abril el estado de alarma", tras 475 muertos en un día.

En España, todos estamos viendo, oyendo y sintiendo lo que está ocurriendo.

Y así podríamos seguir por medio mundo, desgraciadamente.

Ante esta situación catastrófica, me niego a hablar, me niego a participar en un concurso sobre quién insulta, quién menosprecia o quién veja más.

Por ello, no, no voy a hablar sobre lo bien o mal que lo está haciendo este gobierno desde un punto de vista médico o económico; entre otros motivos porque no soy experto en ninguno de esos dos temas ni tengo los datos para hacerlo.

No, no voy a hablar sobre la monarquía; no voy a hablar sobre lo que Corina sabe o deja de saber; ni voy a hablar sobre todo el "supuesto" dinero que la monarquía se ha llevado "presuntamente" en comisiones; ni voy a hablar sobre el gusto del pueblo por una institución de dudosa moralidad; ni voy a hablar sobre la cacelorada en contra de la monarquía"; ni voy a hablar sobre el preciso y justo momento en el que el rey decide renunciar a la herencia del padre y quitarle la asignación; ni voy a hablar sobre la complacencia sistemática de la mayoría de los partidos políticos españoles hacia esta institución (haga lo que haga y trinque lo que trinque).

No, no voy a hablar sobre lo que estamos sintiendo todos confinados en casa, una gran mayoría, gracias a Dios..., tirados en un sofá, viendo películas o series, levantándonos a coger chocolate del frigo, yendo a la ducha con agua calentita, descansado en la cama, tapándonos con la mantita, teniendo luz y agua, con nuestros familiares al lado o contactando con ellos a través de videollamadas, etc.

No seré tan ruin de comparar está situación con la de los inmigrantes que huyen de una guerra, muertos de hambre y de frío, con familiares muertos a su lado, para encontrarse con un mar inmenso donde mueren muchos de ellos y los que sobreviven se encuentran con una política de la Unión Europea infame y sobre todo con una población que los recibe culpándolos de muchos de los males que padecemos en nuestra tierra.

Estoy seguro de que cuando todo esto pase seremos más empáticos hacia ellos...¿no?

Y por supuesto, tampoco voy a hablar de las vacunas que sí existen pero que no llegan a miles y miles de niños que mueren al día en el mundo por hambre, sed, enfermedades básicas, desde hace ya décadas y décadas.

No, no me uno a esas críticas en Facebook o Twitter de "influencers" de pacotilla (que hace 15 años sin la repercusión de las tecnologías de la información serían los bufones y tontos del pueblo), seguidos por una población acrítica y que los apoya o los insulta solamente en función de su ideología y no en función de las tonterías que dicen.

Opino que es hora de otra cosa, hora de ayudar, de alabar a nuestros médicos, enfermeros y todo el personal sanitario (pero sin olvidarnos luego de quién recorta en sanidad...); apoyar a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad, militares, trabajadores en residencias de ancianos, farmacéuticos, trabajadores en supermercados, basureros, cuidadores/as, funcionarios de prisiones, etc.

Y sobre todo es hora de amar, amar más a familiares, amigos; en tan solo 4 días hemos llamado a gentes que no llamábamos, hecho videollamadas que jamás hicimos, etc.

Sé que es muy romántico y principesco lo que voy a decir, pero el amor debe ser más fuerte que el virus, y el amor también se demuestra quedándose en casa y pensando en los demás.

En fin, ánimos a todos y gracias a todos los que apoyan, desde el vecino de al lado, hasta China que no para de enviarnos cosas, hasta Amancio Ortega. Gracias a todos los que ayudan, y dejen las críticas y a los políticos en paz hasta que todo esto pase. Tiempo habrá.