Santi Potros ha salido no hace mucho de la cárcel tras cumplir 31 años de cárcel por más de cuarenta asesinatos.

Sí, son muchos asesinatos, pero ¿y si mató en nombre de la libertad y la justicia?

¿Acaso esos asesinatos no hicieron bien a nadie?

¿No podemos considerarlo un héroe del pueblo vasco?

¿Acaso no hay millares de vascos que lo consideran un ejemplo a seguir?

¿No actuó como sìmbolo de la lucha contra la opresión que sufrían los vascos por parte del Estado?

Bien, llegados a este punto y si todavía sigue leyendo el artículo les hago una pregunta: ¿les parece ridículo y estúpido todo lo que acabo de decir hasta ahora?

Probablemente, sí. Por una razón muy sencilla: Potros era un asesino sanguinario que mataba sin piedad: dato objetivo.

Pues bien, eso que han sentido ustedes al leer la primera del artículo es lo que siento yo cada vez que leo a personas justificar, de una u otra manera, al dictador Francisco Franco.

Cada vez que alguien recurre a los pantanos..., a la paga extra, a que lo que queremos es desenterrar a Marta del Castillo, a la Pasionaria, a Carrillo y a cien mil ridículas argumentaciones, siento mucha pena por este país y por algunas de sus mentalidades.

Señores/as, Franco fue un dictador, un asesino, un criminal, sin ambages, sin excusas, sin pantanos de mierda, un asesino, firmó sentencias de muerte en tal número que Santi Potros a su lado parece Bob Sponja.

¿Cómo es posible negar lo obvio? ¿Es que hemos perdido el juicio? ¿En serio vamos a ponernos al nivel de los fanáticos que justificaban los asesinatos de eta? ¿Qué nos diferencia de ellos?

O simplemente diganlo sin cortapisas: soy franquista, y al menos sean valientes, pero sepan que son ustedes seguidor de un asesino.

No voy a entrar a hablar de Lorca, las trece rosas, etc, porque el tema no son nombres y apellidos concretos, sino un sistema dictatorial que duró décadas y que sumió a España en un retraso ideológico del que todavía no nos hemos recuperado.

Y claro, claro que hay cosas más importantes que desenterrar a Franco, por ejemplo acabar con la pobreza y el paro, pero ese es otro de los argumentos inicuos que utilizan aquellos que defienden a un dictador que sembró el terror en España.

Mientras que sigamos defendiendo lo indefendible (fuera de España se llevan las manos a la cabeza por todo el revuelo que se está armando por desenterrar a un asesino, no olvidar, asesino), mientras que de una u otra manera busquemos formas de justificar lo injustificable, mientras que no seamos capaces de condenar el crimen venga de donde venga, mientras que retorzamos la historia a nuestra conveniencia, mientras que todo eso ocurra, seguiremos siendo un país de segunda, un país sin capacidad de autocrítica y por lo tanto sin posibilidad de mejora, un país de adoctrinados, un país sin pensamiento propio, un país que va a la deriva ideológica.

En ese caso nada nos separa de los que justifican otros crímenes abominables, nada, porque no olviden ustedes la premisa fundamental del tema que no atañe: Franco era un asesino.

A partir de ahí sus pensamientos, justificaciones y cábalas mentales, corren de su cuenta.