Un mal partido del equipo español, al que le condenó su falta de acierto en el tiro y la gran actuación de Spanoulis

El Barcelona Regal no disputará su octava final de la máxima competición continental tras caer hoy contra todo pronóstico ante el Olympiacos griego (68-64), en un mal partido del equipo español, al que le condenó su falta de acierto en el tiro y la gran actuación de Spanoulis, máximo anotador del choque con 21 puntos y protagonista en los momentos decisivos.

«Una de las grandes cosas que aprendí en el ejercicio del periodismo es que hay entrevistas en las que el personaje cuestionado sale más airoso del lance si tiene la suerte de que el entrevistador malinterprete sus declaraciones. El equívoco es un maravilloso hallazgo periodístico, tanto como en otro sentido lo es la mala letra del médico, en tantas ocasiones resuelta favorablemente gracias a lo acertado que está el farmacéutico cuando tampoco él es capaz de descifrarla. Sucede algo parecido con esas biografías de encargo en las que la valía del personaje no depende tanto de su propia vida como del entusiasmo que ponga el biógrafo al hacer creíble todo aquello que su pluma fabrique, omita o simplemente desvirtúe. Si se trata de militares, suelen atribuírsele con bastante frecuencia cualidades que no son sino el reflejo de la inutilidad de sus enemigos y éxitos que no habrían sido tales si no se tratase de la natural consecuencia de haber sido aún mas torpes sus rivales. En cuanto a los banqueros, sus devotos aduladores tienen por norma retratarlos como seres lúcidos y abnegados que soportan con encomiable estoicismo la gravosa y aislante soledad del éxito, cuando en realidad es bien sabido que en el mundo del dinero lo mejor que puede hacer el alto directivo es no estorbar el curso natural de los acontecimientos, de modo que sus mejores decisiones son por lo general aquellas que no toman o las que por temor a equivocarse dejan en manos de los subalternos, que es lo que se dice que hace Dios cuando cae en la cuenta de que la hondura filosófica de sus pensamientos cala más hondo en el pueblo al permitir que las monjas mezclen la doctrina con los apetitosos pasteles que despachan en el torno del convento. El dinero y la fama aparecen a menudo como ingredientes de un equívoco al que por costumbre llamamos éxito. Con frecuencia la crítica considera genial la ópera prima de cualquier director de cine o la novela del escritor neófito, olvidando que la importancia de un texto no se mide por el tiempo que se toma el autor al escribirlo, sino por lo que tarda el lector en olvidarlo. Como la publicidad es el equívoco natural del valor real de las cosas, pasamos por alto que el tiempo que algún escritor necesita para parir su jodida novela es exactamente el mismo que, si fuese honesto, tendría que haber empleado en no escribirla.

Móstoles: Óliver; Víctor, Pablo Morales, Carmona, Jorge González; Óscar Carretero (Municio, 55'), Chema (Sánchez, 55'), Arévalo (Juancar, 84'), Gonzalo; Ónega y Sigüenza.

Colmenar: Raúl; Juan Carlos, Puru, Padilla, Boriba; Alonso, De Paz (Rubén , 55'), Moncho (Ausin, 46'); Barahona; Javi Árias (Joaco, 67') y Óscar.

Árbitro: Velasco Arribas. Amarillas a Carmona, Gonzalo; Juan Carlos, De Paz, Puru y Rubén. Expulsó por doble amonestación Víctor (88'). Expulsó al técnico del Móstoles Pedro Morilla (85').

Campo: El Soto. Unos 300 espectadores.

José María Calderón - El Móstoles dejó escapar la victoria ante un voluntarioso Colmenar Viejo a pesar de disponer de hasta diez ocasiones claras de gol. Unas veces Raúl, inmenso ayer, y otras la falta de acierto de los locales impidieron que la victoria se quedara en El Soto. El Colmenar sólo creó peligro al contragolpe