No, el momento más emocionante de la noche no fue cuando Miguel Ríos interpretó
Tesoros, aunque el veterano rockero le infundió brío a la pieza de
Antonio Vega. Tampoco fue la aparición Ketama con
Se dejaba llevar por ti, reunidos exclusivamente para la ocasión después de seis años de silencio. Ni siquiera ese sentido
El sitio de mi recreo, cantando con pellizco flamenco por Rosario. Cuando a todos los espectadores se les encogieron las tripas, se les acumularon las lágrimas en los ojos y les temblaron las piernas fue con el intérprete más desconocido del extenso cartel. Ocurren estas cosas cuando se tienta a la magia, y el homenajeado anoche, Antonio Vega, la exhibía hasta cuando tenía un mal día.