Pelé tiene la razón. Di Stéfano está por encima de Maradona, de él mismo y de Cruyff. He visto jugar a los cuatro y tengo a Maradona en el cuarto lugar. Ha dicho Pelé –que era un prodigio– que Maradona no manejaba bien la pierna derecha y que el único gol de cabeza que metió fue con la mano. Aquella trampa. Maradona está muy vinculado con las trampas. Lo expulsaron de un Mundial por tramposo. Di Stéfano lo era todo en el Real Madrid. Por lo menos, y como afirmó Bernabéu, la mitad del cemento del Estadio lo puso él. Y dio carácter y unidad al equipo, y estableció una manera de ser que caracterizó al Real Madrid durante décadas. Resulta que los argentinos lo consideran menos argentino que Maradona, y ahí está todo, y Pelé lo sabe.
Para ser el número uno en lo que sea es imprescindible la inteligencia. Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Beckenbauer y Zidane lo han sido. Inteligentes. Maradona es tonto. O si les parece excesivamente duro, menos inteligente. Deja pufos por donde va. Ahora, con esa manía de elegir mal que tienen los argentinos, está llevando a la Selección albiceleste a los aledaños del ridículo.
Cada vez que abre la boca es para insultar o para soltar una mamarrachada, como aquella de que el Papa Juan Pablo II era el culpable del hambre en el mundo por no donar los tesoros artísticos del Vaticano. Él no dona nada. Y en los países en los que ha jugado le persigue el Fisco. Muy solidario. Pero sobre todo, tonto. Y los tontos sólo pueden ser números uno en la lista de tontos. Y en el caso de Maradona, como en el viejo cuento, es el dos. Por tonto. El trono, reconocido por el único que se lo puede disputar, para don Alfredo di Stéfano.