- viernes 02 junio 2023
Un típico truco para que un niño te obedezca es pedirle lo contrario de lo que deseas que haga. Si quieres que deje de comer pasteles, no tienes más que ordenarle que se los coma todos. En ese momento empieza a poner cara de empacho. Este principio elemental de pedagogía de manual es el que ha empleado el PNV para conseguir que el PP no votara la elevación a rango de Ley del Concierto Económico vasco, que no suponía otra cosa que la homologación de la fiscalidad vasca con las de las demás autonomías. Lo que ha hecho el PNV es presentarlo como lo contrario usando la palabra mágica «blindaje» y sustrayendo el debate de lo racional para escenificar el desencuentro con los populares y el chantaje a los socialistas. Lo que ha querido el PNV es simplemente demostrar que sigue teniendo poder, doblegando al partido del Gobierno, defendiendo los verdaderos intereses vascos desde la oposición y marcando la agenda política de unos y otros. Y lo peor del caso es que le hemos ayudado a eso casi todos: los socialistas desacreditándose en bloque al presentarse como chantajeados en efecto, el PP oficial rechazando la propuesta y abrazando el falso cliché del centralismo recalcitrante. El único atenuante de este último reside en el miedo a cierta derecha ultramontana y «anti-genovesa» que el zapaterismo ha resucitado y a ciertos medios de comunicación que la siguen o la capitanean entusiasmados ridículamente con la tarea de demostrar una imaginaria debilidad en la actual dirección del PP nacional y una posición concesiva a los socialistas y nacionalistas del PP vasco, cuando ocurre justamente lo contrario. Ha sido Basagoiti el que ha denunciado la argucia del PNV, el que ha sabido hilar fino para señalar dónde estaba la trampa. Pero Génova ha temido –no sin razones– al trazo grueso de la crítica y de un debate nacional cada vez más simplón y espeso. Esto es sencillamente lo que ha ocurrido. Por eso han hecho bien Alonso, Astarloa y Azpiroz en abstenerse. Sin dramatismos. Y es que una de las consecuencias que va a tener el desalojo de los nacionalistas del poder es la desdramatización del hecho autonómico, la llegada del auténtico debate político que sustituya al recurrente planteamiento competencial como una permanente lucha y un destemplado desafío de los poderes periféricos contra el Estado, cuando son parte de éste. Aunque queden en la Corte resabios de una derecha residual, esencialista y dispuesta a mantener ese juego desde el lado antinacionalista, tal insistencia en seguir planteando ese debate en términos de fidelidad y traición pertenece al pasado.
Aquí no se ha discutido ningún blindaje, como tampoco se ha discutido un Cupo Vasco, al que Aznar dio una prórroga indefinida, ni un Concierto Económico que defendieron Iturgaiz y Oreja, sino una equiparación legal que votó en la Cámara de Vitoria María San Gil hace un par de años. En realidad el supuesto «blindaje» es lo contrario. Es sacar al Concierto del limbo legal y oscurantista en el que se encuentra. Hay quien no ha entendido que Basagoiti está abriendo un camino hacia la foralidad vasca y española dentro de la Constitución que desbanque el dramatismo impostado del nacionalismo vasco. Hay quien confunde la política con el testimonialismo a destiempo y le pide que haga una vez más este último a quien por primera vez está haciendo política en el País Vasco.
El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, reconoció hoy que el caso Gürtel le produce una sensación de "pena, preocupación y asco", en algunas ocasiones, porque la política que se lleva a cabo en el País Vasco tiene unos parámetros "absolutamente diferentes" a los que apuntan "esos sumarios, filtraciones y grabaciones".
"Hablan de algunos a los que les gusta el lujo, el sexo, el vivir bien, el trincar o no trincar, mientras que aquí hay concejales, no sólo de mi partido, que se juegan la vida por cero euros para defender unos ideales", señaló Basagoiti en declaraciones a la Cadena Ser recogidas por Europa Press, donde pidió al líder del PP, Mariano Rajoy, que "aclare y limpie" al partido.
Basagoiti no quiso referirse a ninguna persona ni comunidad autónoma concreta, pero insistió en que la política en el País Vasco es "distinta" porque se centra en servir a los ciudadanos, mientras otros prefieren servirse del poder. "Me da mucha pena porque creo que la política es otra cosa", añadió.
Sobre la gestión del líder del PP, Mariano Rajoy, de la polémica dentro del partido, Basagoiti consideró que Rajoy "lo está haciendo bien", y recordó que "no lo tenía nada fácil", ya que muchas veces "es complicado" diferenciar la línea que separa "lo que no es delito del que ha hecho cosas que no están bien".
"Rajoy tendrá muchos defectos, pero dar la cara la suele dar", señaló el presidente del PP vasco, quien recordó que Rajoy saltó a la política nacional al enfrentarse "de cabeza" con el caso del Prestige y que, además, ha tenido que sortear obstáculos internos en el partido "de todo tipo". "Seguro de que lo está haciendo bien y la labor es muy complicada", añadió.
En este sentido, aseguró que, desde el País Vasco, sólo se pide "aclarar y limpiar" al PP, porque lo que tiene que hacer ahora el partido es ofrecer una alternativa a la política económica del Gobierno, dar soluciones a los problemas de los españoles y apoyar al Partido Socialista en el País Vasco para que el cambio "salga bien, sin enredarse en este tipo de cosas".
Preguntado por si el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, debería dimitir o no, Basagoiti se limitó a subrayar que Camps tiene "un gran respaldo" y recordó que al presidente de una comunidad siempre "se le puede colar" una empresa con "amistades peligrosas" o que hace "cosas raras". "No es el responsable de haber matado a Manolete", señaló el líder del PP en el País Vasco, quien consideró a Camps una persona "absolutamente honesta y austera".